martes, 16 de junio de 2015

Sentipraxis en la construcción de Poder Popular en Risaralda

Por: Carlos Mario Marín Ossa


El proceso histórico que se viene dando en Risaralda por efecto del trabajo de aproximación y reconocimiento interétnico e intercultural, avanza en torno a necesidades manifiestas en la búsqueda de construcción de Poder Popular a la medida de nuestras características particulares tanto de las étnias indígenas vernáculas, de los asentamientos de poblaciones afrocolombianas y de la población mestiza. Este es un proceso que lidera el Magisterio Alternativo de Inclusión Social –MAIS– con aporte y acompañamiento del Congreso de los Pueblos en la región. Y digo que es histórico, porque impulsa el reconocimiento mutuo, la validación de los procesos de los otros actores y el convencimiento acerca de la necesidad de concentrarse en un movimiento social y popular más amplio que se fortalezca en la diversidad, con fuertes bases culturales y educativas que asimilan los elementos propios de cada étnia[i] y los llevan a enriquecer su proceso vital y cosmogónico.

Con la adopción de un compromiso militante en el desarrollo de dicho proceso, hemos llegado a convivir en diversos espacios con todas estas comunidades renunciando al protagonismo per se, colocándonos en el mismo nivel humano de sus condiciones de vida, eliminando la utilización instrumental de la que han sido objeto las clases populares en general, pero de forma más dramática las etnias indígenas y afros por razón de la tendencia arribista y racista que ha predominado en el criollato de origen y cultura eurocentrista.

Gradualmente las barreras de la desconfianza se han ido rompiendo de forma tal que unos y otros enriquecemos nuestro proceso humano, encontramos nuestros elementos comunes en el territorio, en los planes de vida y tomamos las decisiones para comenzar a avanzar de forma unificada pese a las taras históricas.



Los elementos de la IAP [ii] para superar el determinismo

El compromiso que genera el interactuar de forma permanente con nuestras comunidades, conlleva a un proceso de renacer en todos los sentidos, un Kaziyadu [iii] que potencia el sentimiento de Poder Popular, porque se apropian los elementos para romper las relaciones de sumisión entre el entrevistado y el entrevistador que por extensión se aplica al campesino y el terrateniente, al obrero y el patrón, entre las masas y los caciques, el pueblo y los intelectuales, entre el trabajo manual y mental. Es el rompimiento del esquema sujeto – objeto que genere una simetría real de trabajo y de vida como práctica de una verdadera participación [iv].  Rompiendo las relaciones de dependencia se da un proceso más calificado de la acción social y política en términos de reconocimiento mutuo de los pueblos y etnias y en avance unificado sobre plataformas de interés común.

La cultura popular en contraposición a la cultura elitista.

Uno de los mayores logros del proceso social interétnico, es precisamente entender que cada pueblo ( de los muchos que conforman el pueblo colombiano) tiene derecho y necesidad de una cultura propia.  Porque la cultura popular con toda su riqueza exalta la autonomía y la creatividad y se opone  a la colonización sectárea de la cultura elitista. La cultura elitista es de origen foráneo, herencia del atropello, el saqueo, la violación y la violencia. Esta cultura es extranjerizante e impone grupos de referencia foráneos que minimizan el aporte histórico de los nuestros.

Es por esta razón que en las grandes plazas de pueblos y ciudades – salvo contadas excepciones – no encontramos bustos y estatuas de Manuel Quintín Lame, de Álvaro Ulcué Chocué, del indígena Agualongo, de Benkos Biojó, de Camilo Torres, María Cano, de María Barilla, o del líder comunitario que mejoró las condiciones de vida de su comunidad.

La cultura popular y su fortalecimiento “constituye una reserva cultural y técnica de primer orden” [v] contra el imperialismo ideológico, la colonización de las formas y las costumbres y como proceso emancipatorio de alcance en el inconsciente colectivo de nuestro pueblo.



Avanzar hacia el Poder Popular.

Como fruto de este proceso, las etnias se han cualificado desde dentro en la decisión de buscar el poder institucional en sus territorios, de avanzar hacia la representación y el liderazgo gremial, de ejercer la solidaridad social, económica y política, buscando dejar atrás los rezagos de la educación y costumbres impuestas por opresores y caciques politiqueros. Falta más, pero avanzamos hacia el Poder Popular. Llegaremos.



[i]  Me refiero de forma más amplia a la etnia indígena con la suma y participación de los diferentes pueblos asentados en el departamento, la etnia de origen afrocolombiano y la etnia mestiza. Una aclaración que recientemente me hiciera un indígena caucano en reunión del Cabildo urbano Kurmadó, en reemplazo del término razas que consideran de talante despectivo.
[ii] Investigación – Acción – Participativa, metodología sociológica desarrollada por Orlando Fals Borda que conlleva el compromiso con el sujeto que se observa, de forma tal que se hace parte de sus procesos vitales superando la observación desde la barrera. Es un proceso de aprendizaje en doble vía y de compromiso con el desarrollo de las comunidades.
[iii] Kaziyadu, renacer en idioma Huitoto. Renacer a niveles de entendimiento profundo del territorio y de las relaciones que en él se dan.
[iv] Orlando Fals Borda, Conocimiento y Poder Popular. Lecciones con campesinos de Nicaragua, México y Colombia. Siglo XXI Editores. Primera edición. 1985
[v] Orlando Fals Borda, Socialismo Raizal y el ordenamiento territorial. Ediciones Desde Abajo. 2013

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