miércoles, 19 de noviembre de 2014

Las formas políticas que gobiernan Risaralda

Por: Carlos Mario Marín Ossa
        @MarioossaM


Foto/ Carlos Mario Marín Ossa

La generación nacida o criada en Risaralda desde hace diez o quince años, ha crecido viendo como prácticas políticas en el departamento, la negación de la realidad a pesar de lo palpable de la evidencia en el terreno, el atropello de los electos "popularmente" en las corporaciones o desde los cargos administrativos, la pérdida del patrimonio público en manos de gobiernos que nunca responden por sus actuaciones, la toma de decisiones apresuradas (alcaldadas) para revertirlas al día siguiente. Las últimas tres campañas que han visto estas generaciones en sus barrios y veredas han estado cruzadas por la entrega de electrodomésticos, tejas, ladrillos, lechona, licor, dinero y más a cambio de los votos. El mensaje: sea corrupto que así se hace elegir y una vez elegido, hay más para apropiarse. 

Los entes de control son cooptados por esa clase política y hemos visto efectivamente el ascenso de un sector del "pueblo" a los puestos públicos, en muchas ocasiones sin perfil para ejercerlos; pero con contadas excepciones, para trabajar con entrega y ética. Lo común es ver a funcionarios oficiales deambulando por los pasillos de las entidades sin mucho trabajo - sin contar con las nóminas paralelas - como común se va volviendo enterarnos de funcionarios que falsean diplomas y calidades académicas para acceder a puestos de alto vuelo regional. Una vez descubiertos, sus jefes (los administradores electos) desestiman la gravedad del caso y los dejan desaparecer en medio de una neblina sutil y descarada. 

Ahora se volvió común por parte de las autoridades, desconocer flagrantemente la existencia de organizaciones delincuenciales que atentan contra la seguridad de los habitantes y de la sociedad organizada, aunque además de las denuncias de las organizaciones de derechos humanos, las alertas salen desde la defensoría del pueblo.

Prácticas políticas que ha visto esta generación que crece y posiblemente nos gobierne: Falsifique, aprópiese, desaparezca, desconozca, no escuche al ciudadano contribuyente, apruebe a la madrugada, corrómpase que en Bogotá se cuadran políticamente las sanciones y en cuatro años se vuelve a elegir. Y más.

Los ciudadanos que se quejan por la mala situación del departamento y de lo que le espera a sus hijos, deben pensar seriamente a quienes van a elegir en 2015. Cuánto vale recibir una dádiva y cuánto le costará a toda su familia en los siguientes cuatro años. Recuerden los electores de la ex-alcaldesa Luz Ensueño, cuánto les costó la aprobación del estudio de avalúos catastrales en 2010 y el acuerdo que dio vida al predial en 2011. Recuerden los electores de Juan Manuel Arango lo que costó la escisión de las empresas públicas de Pereira y cómo los Nule y sus amigos han afectado con las tarifas de energía - por ejemplo - el bolsillo de los desempleados habitantes de la perla del Otún. 

La calle de la Fundación y sus sobrecostos, la valorización en Pereira, los cuestionamientos a los jarillones en La Virginia, la situación de tercerización laboral en la red pública hospitalaria departamental, la desindustrialización progresiva, la informalidad creciente, la instalación de grandes superficies foráneas que pagan salarios paupérrimos pero no pagan impuestos como la empresa nacional, y muchísimo más, es el legado de los gobernantes de las últimas décadas.

Esperamos una campaña electoral digna en 2015, en donde los protagonistas no sean los atentados al estilo mafioso en las fincas de los candidatos, o los debates en donde se sacan los trapos al sol porque todos tienen deudas, pero nunca aparecen las propuestas y los análisis serios. Ojalá los candidatos asistan a los debates porque tienen capacidad intelectual y conocen el territorio en lugar de esconderse en la ausencia de los mismos, ya que su fortaleza es una chequera abultada. Ojalá que los nuevos amigos mexicanos que otorgan reconocimientos internacionales a burgomaestres locales, no influyan mucho en nuestro discurrir político futuro.

Ojalá que aparezcan periodistas que se atrevan a poner por encima la dignidad y filosofía de su profesión por encima del estómago o los amiguismos. Ojalá la clase empresarial haga el mea culpa por haber llevado a estos "políticos" al poder mientras convino y ahora que ya ni su poder económico ni su pedigree se respeta en los entes estatales, recapaciten sobre el verdadero oficio de la política como visión de Estado (con el pueblo incluído).

Apoyemos a quienes ejercen prácticas políticas serias y comprometidas con la sociedad en general y no sólo con un reducto de amigos.

martes, 4 de noviembre de 2014

Risaralda ¿Cómo vamos?


Por: Carlos Mario Marín Ossa

         @MarioossaM



Este seis de noviembre, se dan a conocer nuevamente y por cuarta vez, los resultados del estudio Pereira ¿Cómo vamos? Una iniciativa del sector empresarial y la academia, sectores que aunque se oculte, en gran medida han participado en el pasado y en el presente del ascenso de la clase política que hoy “desgobierna” el departamento y sus municipios con muy pocas excepciones.

Y aunque los resultados presentados anteriormente muestran una radiografía muy triste para la región – la cual ha sido imposible de ocultar -, dichos sectores impulsores del programa continúan vendiendo una imagen de progreso y positivismo a través de sus procesos y de los medios de comunicación, imagen que no refleja la realidad que se palpa en las calles y en los campos.

Por ejemplo, si miramos lo ocurrido el pasado treinta y uno de octubre en Pereira, podemos decir que vamos mal, muy mal. Hordas de hombres y mujeres se desplazaban por las calles del centro de la ciudad, se concentraron en parques como El Lago, La Plaza de Bolívar y Ciudad Victoria, en medio del paroxismo y la orgía de sentimientos represados, para explotar sin vergüenza en la agresión a sus conciudadanos, destruir bienes públicos, atacar a la policía que impotente vio como a uno de sus efectivos un grupo de muchachos le robaba el arma de dotación y lo golpeaban mientras se amparaban tras el filo de los machetes, el licor y la droga. Varios robos se efectuaron y el espectáculo de la sociedad pereirana de los estratos bajos fue bochornoso. La alta sociedad, se encontraba en sus fincas y clubes en un mundo ajeno al terrenal, planeando cómo continuar la hegemonía del desmadre.

Entre tanto, la prensa hace gran despliegue de las aspiraciones políticas “renovadoras” del cartel de los mismos. Políticos (¿?) investigados, cuestionados por sus actuaciones pasadas y presentes, se niegan a responder a las preguntas ciudadanas sobre el destino cierto del erario, sobre la feria del patrimonio ancestral. Los alcaldes de los dos grandes municipios del departamento, ahora resultaron con lazos y reconocimientos desde México, reconocimientos a unas capacidades que claramente no poseen y a unas gestiones que no entendemos por qué merecen exaltación.

Ad portas de un nuevo año electoral local, curiosamente la gran mayoría de la prensa de esta provincia ha desembocado en una andanada de buena imagen de los mandatarios que hasta hace poco cuestionaban duramente. Escucha uno contar cómo presuntamente en algunos de estos medios han reunido a los periodistas para darles la orden de impulsar la imagen de mandatarios. Y curiosamente, algunos familiares de los “dueños” de los medios están vinculados profesionalmente a las administraciones bendecidas con la prensa sesgada.

Por otro lado, el retirado rector de la universidad más importante de la región        – tristemente célebre por sus maniobras para perpetuarse en el alma mater – ahora funge como candidato a la alcaldía de la capital. Panorama terrible para la casi inexistente democracia local, para la posibilidad de desarrollo sostenible en la región y para el rescate de prácticas políticas idóneas. Es mi opinión.

Como si fuera poco, en todos los círculos de la ciudad, ya se escucha quién será el nuevo rector de esa universidad emblemática. Ni siquiera se ha surtido el proceso, pero ya se sabe quién será. Así como antes del nombramiento de gerentes de las ESE Hospital San Jorge y Salud Pereira, ya sabíamos todos el nombre de quienes irían a ganar. Era vox populi. Y las “predicciones” han acertado.

La red pública hospitalaria se debate en agonía, las carreteras secundarias y terciarias del departamento sufren los embates del invierno, la improvisación y la desidia. El nivel de desempleo se muestra con el pecho inflado en niveles de disminución gradual, pero se esconde la fórmula para calcularlo y se desconoce que el nivel de informalidad supera el cincuenta por ciento de la población económicamente activa. Las demandas ciudadanas como en el caso de los avalúos en Dosquebradas, duermen el sueño más injusto, en los anaqueles de los tribunales regionales.
 
Son muchas más cosas. Que me tilden de pesimista. Pero cerrar los ojos a la realidad no cambia dicha situación. No me seduce la ilusión de amor general de los realities, entiendo los métodos de manipulación mediatica y me rebelo contra el intento de confundir a través de la sobreinformación sin profundidad ni análisis. Se que soy minoría, pero es mejor saber aunque ello genere angustia.

Risaralda ¿cómo vamos? En las calles se obtiene la respuesta.