lunes, 27 de mayo de 2013

COMENTARIOS DE LA VIDA COTIDIANA.

Por: Germán Franco Alarcón *

En principio, la idea de tocar este tema de la vida cotidiana,  surge, no  para  justificar los actos en general de una sociedad que considero está enferma espiritualmente. La  delincuencia ha permeado la sociedad, pero la intención no es que nos convirtamos tampoco en una especie de conciencia global ni justiciera,  acerca de visiones éticas o moralistas que nos lleven por el camino de la armonía y la paz, entendidas estas, como la ausencia del error, de la falla, o del conflicto.

Por el contrario, lo que buscaremos es desenmascarar desde lo profundo, de nosotros mismos, esa intromisión del inconsciente colectivo y de la “mala educación” que se nos inculca desde que somos muy pequeños; y que  en ese trasegar diario nos marca de alguna manera y nos condiciona  para actuar como lo hacemos. Es así como esa cosmovisión  nos lleva por caminos insospechados, en ocasiones tortuosos, a veces muy complicados y en los cuales hay mucho sufrimiento.



Tampoco se trata de evitar el sufrimiento, ni de patrocinarlo como si fuera una necesidad manifiesta, para lograr llegar al paraíso que nos ofrecen todo tipo de visiones espirituales, profetas  de todas los pelambres; que tienen en sus manos la solución a todos nuestros problemas.

¡Desengañémonos! No existe tal cosa, menos mal, “ríos de leche y miel, una vida sin sobresaltos, ríos de mermelada sagrada, el país de cucaña un mar de aburrimiento” (1).  No, de lo que se trata es de colocarnos  en el lugar que corresponde por razón de nuestra naturaleza  y asimilarlo como algo intrínseco  y que viene con el paquete de ser humano, por el simple hecho de no ser perfectos.

Muy a  pesar de las posiciones de algunas corrientes de pensamiento, y en general las religiones, que nos ubican  como una obra perfecta de Dios; llámese Buda, Alá, pastor, mártir, protomártir...etc.  Sin embargo en un aparente contrasentido, debemos hacer no se qué cosas, y comportarnos de alguna manera para ganarnos un lugar en el paraíso, por que como que no somos perfectos después de todo.

Y  ahí es donde me pierdo. Porque por un lado me dicen que soy la obra más perfecta de la naturaleza y por el otro me dicen que solo dios es perfecto.  En fin los entendidos en la materia lo dilucidaran.

Por lo pronto considero que cualquier creencia es bienvenida mientras nos permita ser libres para pensar y encaminarnos por la senda de la solidaridad y el respeto por el otro;  Así sea que usen  el pelo verde o usen sotana.

Tampoco miraremos si el problema que se plantea, está o no está en la genética; por ahora no nos ocuparemos de este aspecto científico, del cual debe haber mucho material para estudiar antes de emitir algún juicio al respecto.

Daremos una mirada desde el famoso sentido común y cómo influye este en nuestra  vida cotidiana y    que es, ese algo, en el que deberíamos pensar, con el fin de acercarnos y buscar la claridad necesaria para entender  cuál es la  razón, de por qué,  siempre estamos pretendiendo sacar ventaja de cualquier situación que se nos presenta, muy a pesar de que afectamos negativamente a otro con nuestro accionar, actividad signada por el egoísmo y no por  la solidaridad, el equilibrio y lo que algunos comerciantes a pesar de ser comerciantes lo llaman  el gana – gana.

La frase con la que continuamos lo que dejamos planteado en la anterior entrega parte de esa reflexión  que nos ubica en un mundo, que le pertenece a otros, que nos subyuga y nos atosiga con su transfondo venenoso: “el vivo vive del bobo y el bobo de papá y mamá”.

Empecemos por llamar a las cosas por su verdadero nombre, la palabra “vivo” dentro del contexto de la frase acuñada por generaciones en nuestro país, se define como una persona hábil para los negocios.

Sin embargo por más ejemplos que nos pongan de la “viveza”, siempre terminamos con una persona que se apropia del dinero, o de una cosa, mediante una maniobra engañosa,  a costillas de otro. En términos concretos lo engaño, le robo, lo tumbo. Por lo tanto el verdadero nombre de la palabra vivo, es ladrón.
 
Pero por supuesto esto no es gratuito, el ejemplo enseña, nos enseñan a mentir: dígame la verdad y no lo castigo.... usted dice la verdad y de todas formas lo castigan.
Donde esta lo pésimo de esta actitud de una gran mayoría de padres y madres que con el fin de conocer la verdad engañan a sus hijos. Con el fin de conocer la verdad y  de enseñarles supuestamente el valor de no mentir, termina siendo totalmente contraproducente, pues no hay algo peor que un buen consejo seguido de un mal ejemplo.

Es decir uno saca ventaja y el otro pierde. Lo que queremos decir es que si una persona, comete un error involuntario, no debe ser recriminada ni debe salir afectada por que otro este más atento.

 En ocasiones es simplemente que hay unos menos capaces que otros. Por lo tanto no se debe sacar ventaja de una posición de privilegio y es allí donde la solidaridad entra en juego y nos entrega un acto de desprendimiento por un lado de la persona o personas que se encuentran con el error y no se aprovechan de esa circunstancia para sacar ganancia, si no por el contrario hacen ver a la persona que lo cometió que eso no está bien y que se debe remediar hasta donde sea posible.

Esto no termina aquí, en próximas entregas se complementara mas adelante.



* Abogado. Miembro de la mesa coordinadora, del Comité Cívico por la Defensa de los Derechos Ciudadanos de Dosquebradas.


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