Por:
Carlos Mario Marín Ossa
@MarioossaM
Las
elecciones territoriales del año 2015 comienzan a mostrar las caras “frescas” y las ya conocidas de quienes
aspiran a quedarse con las curules en concejos, asamblea departamental,
alcaldías y gobernación, y que como lo dice un reconocido periodista de estas
tierras, pertenecen al cartel de los
mismos.
Personajes
que han pasado por la administración pública de Risaralda y sus municipios en
medio de grandes cuestionamientos y denuncias acerca de sus actuaciones
administrativas, del empleo de los recursos del fisco regional y del
contubernio con el desmembramiento del patrimonio que se creó a través de
generaciones de trabajo común, se preparan para llegar una vez más a través de
los partidos tradicionales, a las mismas posiciones que dejaron hace pocos años
en medio de una convulsionada y cada vez más pobre región. Incluso, hay quienes
dicen aspirar a través de firmas pues quieren mostrar que la “renovación” es posible y necesaria.
El Polo Democrático y otros
partidos y movimientos políticos y sociales alternativos, que salen día a día a
buscar soluciones para los graves males que aquejan a nuestras ciudades y
departamento, tienen en común un programa que defienden desde la movilización,
desde la veeduría ciudadana, desde la acción sindical y comunitaria. Este
programa común los reúne en las calles y aulas de clase, en los barrios y en
las iglesias, en los espacios de encuentro ciudadano; y se constituye en la
mejor presentación ante la sociedad de nuestra región para pedir el apoyo que
los lleve a tener una representación amplia en las instancias políticas de
concejos y asamblea, así como en la administración de los gobiernos municipales
y departamental. Los disensos seguirán existiendo como parte integral de sus
improntas particulares, pero los une la misma idea de cambio y bienestar social
que los lleva converger en la movilización social. Pueden entonces constituir
unidos una bancada social que le cambie la cara a la práctica política
tradicional que gobierna para beneficio de un puñado de privilegiados
risaraldenses, que conforman la casta económica y política que en los últimos
20 años nos sumió en un estado de postración social nunca antes visto en
nuestra historia.
El desafío histórico para
los sectores populares, sindicales, ciudadanos y políticos alternativos, nos
invita hoy a mirar con sentido ético y moral la perspectiva de unidad en el
programa y la acción con miras a alcanzar el poder político que permita un
rescate de nuestras ciudades y el trazo de niveles del bienestar general que
reclaman las gentes risaraldenses.
Hoy quedan damnificados en
medio de la disputa por el poder político tradicional y por los meganegocios de
infraestructura, movilidad, espacio público, salud, educación y hasta deporte,
empleados de megabús, médicos, trabajadores y trabajadoras del sector salud;
vendedores informales, contratistas e ingenieros. Con salarios pírricos, con
contratos tercerizados, abusados en su dignidad personal y profesional, con
negación del acceso efectivo a la salud y a la educación, miles de pereiranos,
dosquebradenses y en general risaraldenses, se debaten entre soportar los abusos
o conservar un puesto de trabajo incierto, pagar unos servicios públicos cada
vez más costosos o comprar comida, hacer la fila para pagar impuestos prediales
y valorizaciones que no se compadecen con un nivel de desempleo altísimo y los
ingresos cada vez más escasos. Mientras tanto, son pan de cada día las denuncias sobre hechos de corrupción,
inseguridad creciente, feria del patrimonio común e incapacidad administrativa
y política del cartel de los mismos,
para ofrecer soluciones estructurales a las demandas de esta sociedad.
Una bancada social
alternativa es el reto de todos para comenzar a cambiarle la cara a este
panorama que no invita al optimismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario