“Ojalá podamos ser desobedientes,
cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia
o violan nuestro sentido
común”.
-Eduardo Galeano-
Por:
Carlos Mario Marín Ossa
En
el año 2014, en entrevista con una periodista de la agencia Reuters, Warren
Buffett conocido en el mundo capitalista de los negocios como el “oráculo de
Omaha”, pronunció la siguiente frase: “Hay una guerra de clases, de acuerdo,
pero es la mía, la de los ricos, la que está haciendo esa guerra, y la vamos
ganando”.
Durante
los últimos dieciséis años, en Colombia, los ricos del país y quienes a su vez
gobiernan, insisten una y otra vez que la lucha de clases no existe, que el
país debe estar unificado porque todos somos colombianos y colombianas. Los
medios de comunicación masiva – propiedad de los poderosos ricos - y sus
periodistas empleados insisten en el mismo discurso.
La
población colombiana en gran medida acoge dicho postulado, ya que la exposición
durante toda su vida a la repetición de dicho mensaje, ha terminado por
convertirse en parte del pensamiento que aceptan sin ninguna posición crítica.
A ello contribuyen factores como un sistema educativo deficiente que maneja
contenidos de orientación foránea orientados a legitimar es status quo,
impidiendo el análisis crítico tanto de maestros y maestras como de estudiantes,
comunidad educativa y población en general. Otro factor que contribuye a la
situación, es la permanente y creciente tercerización de los trabajadores y
trabajadoras a través de contratos por prestación de servicios, la eliminación
de garantías laborales como los contratos a término fijo o indefinido, lo
que lleva a su vez a la imposibilidad de
que esos trabajadores y esas trabajadoras puedan sindicalizarse y asociarse
para defender sus derechos como clase obrera. Ocurre también la práctica
sistemática y planeada de la persecución y del asesinato o la judicialización,
para impedir que la clase campesina o popular puedan organizarse para defender
sus derechos. Otro factor que perfecciona esa lucha de clases que hacen los
ricos, se da en la televisión especialmente y los demás medios de comunicación
burgueses, que mantienen entretenida a la población de los asuntos que favorecen
sus intereses en lo que respecta a solucionar sus necesidades materiales para
sobrevivir. En tanto, los ricos se dedican a la explotación de las mayorías
humanas y a acumular riquezas.
La
historia de la humanidad nos presenta el desarrollo de los modelos de producción
desde el primitivismo hasta el capitalismo actual en su fase neoliberal. Salvo
en el modo primitivo – en donde los medios de producción [i] eran comunes a las
sociedades, en los demás modos de producción, estos eran propiedad privada –
esclavismo, feudalismo y capitalismo. A la par, en el modo primitivo, las
relaciones entre los seres humanos con el fin de proveer su sustento para
satisfacer sus necesidades materiales a través del trabajo, fueron de
colaboración. Lo que se obtenía, se repartía equitativamente para mantener el
bienestar de las personas que conformaban las sociedades. Cuando unos cuantos
comienzan a apoderarse de la riqueza que la sociedad genera ( en el esclavismo,
feudalismo y capitalismo ), las relaciones entre los seres humanos para proveerse
ya no son de colaboración sino de explotación, ahora unos pocos se enriquecen y
explotan a la mayoría en su trabajo. Las relaciones de producción son de
explotación.
Y
lo vivimos en la Colombia actual y en el mundo actual. Por eso, se acabaron los
contratos a término fijo e indefinido, los recargos nocturnos peleados por la
clase obrera durante décadas, las garantías de salud, la soberanía y seguridad
alimentarias con las que se mantiene dicha salud y la vida por ende. Por eso la
educación intenta privatizarse y eliminar de sus programas académicos las
humanidades – que contribuyen a la perspectiva crítica – reemplazándolas por
materias técnicas orientadas a la producción y al consumismo – de donde sacan
sus mayores beneficios las élites económicas y políticas-.
Es
por esta configuración del mundo, que en la pasada contienda electoral, el hoy
“presidente” y sus amigos de clase pregonaban el no polarizar pues todos
debemos estar unidos. Sin embargo, una vez se hacen de nuevo al poder
gubernamental, benefician los intereses económicos de su clase – con exención
de impuestos a sus grandes capitales – y perjudican a la mayoría de la
población, es decir, a los que no somos de su clase, con mayores impuestos
sobre el trabajo, con eliminación de subsidios en los sectores más humildes,
con impuestos sobre los alimentos de los más necesitados. Es por esa razón que
continúan como desde hace siglos, con el despojo de la tierra del campesinado
pobre. Ahí se materializa la guerra de
clases de la que habla Warren Buffett, quien comparte además el podio de los
más ricos del mundo con el banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo, con las
familias industriales Ardilla Lülle y Santodomingo entre otros. Ahora vemos que
están unidos los ricos entre sí para defender sus intereses de clase, y por
supuesto, el resto de la población no hace parte de esa unidad.
Es
clave comprender que en términos generales existen dos clases sociales en el
mundo: quienes explotan a otros seres humanos y quienes somos explotados por
unos pocos. Cada clase tiene unos intereses que parten de la satisfacción de
sus necesidades materiales [ii] y que luego van por la
acumulación de riqueza y poder para los primeros, por la defensa de su derecho
a la vida digna, a la justicia y a la libertad para los segundos. Cada tipo de
intereses se expresa a través de una política y se defienden desde el Estado a
través del gobierno, de la ley, de los cuerpos armados – policía y ejército – y
de la fé o ideología.
Así
pues, no tiene nada que estar haciendo una persona de los sectores explotados y
más pobres defendiendo los intereses de los ricos que la explotan y que están
en total contravía con sus propios intereses. Si se recuperan ( a través de la
formación y educación ) estas claridades, los trabajadores y las trabajadoras
volverán a ser “clase obrera” porque de nuevo recuperarían la conciencia: Sí,
la conciencia de clase.
[i]
Medios de producción: La naturaleza (de donde se extraen las materias primas
que se consumen o se transforman con el trabajo humano), las herramientas y maquinarias
( fabricadas por el ser humano a partir de lo que la naturaleza le provee) y la
tecnología ( que es trabajo humano intelectual y material para mejorar las
condiciones e insumos del trabajo). Junto con el el ser humano (que a través del trabajo se provee el sustento y transforma lo que la naturaleza le provee), conforman las fuerzas productivas.
[ii]
Comida, techo, vestido como las básicas para conservar la vidad y a partir de
allí suplir otras necesidades y derechos.
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