miércoles, 21 de diciembre de 2016

El Nuevo Código de Policía. Contenido, Alcances y Consecuencias Ley 1801 de 2016


Un acercamiento a lo que nos espera como sociedad colombiana y las consecuencias para el movimiento social y popular.



El Nuevo Código de Policía. Contenido, Alcances y Consecuencias

Ley 1801 de 2016


De click en el vínculo para visitar la presentación en power point.


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jueves, 15 de diciembre de 2016

HOMBRES Y MAGAS II

MarioossaM


Una Maga se desliza entre calles y vericuetos, entre salones y auditorios, entre libros y teclados.  Una Maga se disfraza de carnaval y de colores, aunque sea una redundancia.  Es sigilosa y exorbitante.

Una Maga se escabulle. De la conversación. Y de los compromisos. Es la naturaleza de las Magas. Su magia radica en su universo propio. Singular. El universo de una Maga no es plural. Salvo en pequeños intersticios. Salvo que sea con sus variados personajes.

Una Maga enseña a un hombre a conocer a Cortázar. A través de las palabras, a través de los conceptos. A través de la ciudad. Y del silencio. La obra de Cortázar se refleja en el mundo de sus ojos, de su cabello azabache. De lo pendular de su cuello.

El hombre observa (que no es lo mismo que mirar) a la Maga. No la mira. La admira. Porque su cabello azabache se funde con el espacio. Y se hace infinita. Es pequeña. Y su mirada hacia el espacio, abarca mayores distancias. En ellas, cabalgan los sueños.

Es una Maga que ríe. Y baila. Y mira con detenimiento. Y con asombro. Mira y piensa. Y los ojos se le expanden hasta dimensiones colosales. Algo piensa. Pero calla.


Es el universo de las Magas.

HOMBRES Y MAGAS I

MarioossaM

Cada hombre tiene su Maga. Tal vez  en diferentes momentos de la vida, un hombre tiene a una Maga. Y cada Maga tiene su hombre. Tal vez en diferentes momentos de la vida, una Maga tiene a un hombre.

Un hombre descubre la sencillez con rostro de mujer. Y con olor de mujer. Y con sabor de mujer. Va caminando por la ciudad, lentamente. Se cruzan los carros y las personas. Ya ha aceptado que  la mujer se pertenece sola. Ya lo ha entendido.  Es una Maga.

La Maga se sienta frente al plato de comida, frente a una copa de vino. El hombre mira a la Maga. Y la descubre. Hay cosas que han cambiado. La esencia permanece intacta. Siempre ha estado allí. Y el plato de comida se consume, como se consume la vida. Con fervorosa efervescencia. Con la timidez propia de ejecutar un acto privado en el teatro público de la ciudad.  Se  juega con la comida y se juega con la servilleta. Porque la existencia de la Maga es un juego. Como juego son el problema y la solución.

Hombre y Maga caminan por la ciudad. Con el sol en la frente. Se conocen. Y se ignoran. Porque allí radica la esencia del juego. Es descubrirse y olvidarse. Es enfrentar el miedo y sucumbir a él.
Un hombre rodea la cintura de una Maga. Con sus brazos. Pero fundamentalmente con su piel. El corazón queda a contra lado. Porque un hombre y una Maga tienen corazones independientes.  El hombre aprovecha y huele el cabello de la Maga. El cabello que ha visto revuelto en otros amaneceres.

Un hombre y una Maga, se acompañan. A veces. 

La Maga es una niña. Con deberes de mujer. La Maga es una estrella. Su luz pareciera indicar que encierra fuego en sus entrañas. Los científicos dicen que es fría.


La Maga no enseña a Cortázar. 

Tiene otra magia.

martes, 4 de octubre de 2016

La Insoportable liviandad del ser colombiano

Por: @MarioossaM

El resultado de las votaciones de este 02 de octubre de 2016, en el plebiscito, en el cuál se preguntaba al pueblo colombiano si apoyaba lo acordado entre la insurgencia armada de las FARC-EP y el Estado colombiano en la cabeza del presidente Juan Manuel Santos Calderón, nos muestra una realidad política que existe y no puede negarse.

El NO ganó por un estrecho margen porcentual que se asemeja más a un empate técnico. Y ello nos muestra que la polarización del país entre las gentes que deciden participar de forma informada o no, de forma manipulada o no, es total. Un 62,57% que los toca quiéranlo o no.



I.              La fractura en el bloque hegemónico

Queda en evidencia algo que ya habíamos advertido, y es que la élite económica del país, su oligarquía, tiene una división en su seno que responde a varias causas de corte protagonista, de disputa de intereses muy específicos y de posición frente a la verdad histórica y ante la posibilidad que allí se deriva, de enfrentar a la de la población apta para votar fue una vez más, indolente ante un momento histórico justicia internacional en algún momento. Pero en el grueso de su política piensan y proceden igual. Veamos:

1.    El inicio de las negociaciones se da cuando Santos asume la presidencia, pero excluye de las mismas al sector terrateniente y de la burguesía emergente que representan Álvaro Uribe Vélez, Alejandro Ordóñez, Fedegán y otros alfiles del Centro Democrático y del Conservatismo. El protagonista ante la historia ya no sería el caudillo de la seguridad democrática. Y dicho protagonismo se encumbra por encima del ego innegable del “Gran Colombiano” para llegar a un punto mucho más álgido, y que es la posibilidad de escribir la nueva historia de la nación desde la perspectiva de los protagonistas, introducir una matriz histórica a la medida de sus intereses, en el imaginario de las futuras generaciones. No es algo de poco calado.

2.    La actualización del catastro rural, la consecuente identificación de los propietarios de la tierra concentrada, el pago de impuestos resultante de dicha realidad, la recuperación de tierras baldías apropiadas ilegalmente, o adquiridas por métodos violentos y siniestros, ponen en contraposición a los acuerdos a ese sector que no fue convocado desde el inicio a las negociaciones.

3.    El contenido de los acuerdos, particularmente en los puntos de Reforma Rural Integral (RRI), Participación Política y en el Marco de Justicia Especial, amenaza a ese sector de la oligarquía que tiene en su poder la concentración de la tierra, con develar la forma como la misma fue adquirida, los métodos utilizados, la perversión que se dio en la institucionalidad para lograrlo, la sangre que corrió para que ello se consolidara, la evasión sistemática que durante décadas se ha hecho del pago de impuestos acordes con las riquezas que representan los millones de hectáreas en pocas manos, los desplazados que fueron necesarios para consolidar tal poder. Es así, que la participación política de una insurgencia que se transforma de las armas a la disputa parlamentaria y administrativa, luce como una amenaza cierta para develar dicha verdad histórica y para que la misma sea materia de interés de la justicia en un futuro. Incluye a la justicia internacional.

II.            La manipulación descarada y la mentira aleve como determinación de utilizar todas las formas de lucha.

Los “promotores del NO” como salió en los titulares de noticieros, no escatimaron esfuerzos para manipular y mentir respecto del contenido, interpretación e intención del documento que contiene los acuerdos.

Utilizaron las figuras de deportistas y artistas nacionales para mostrar mensajes contra el proceso, que los mismos no habían manifestado. Falsearon las cifras contenidas en el texto de los acuerdos para plantar el miedo en las gentes respecto de la contribución económica que a cada colombiano nos tocaría pagar para la implementación del post acuerdo. Dijeron que a cada reintegrado le pagarían un millón ochocientos mil pesos mensuales, información desvirtuada posteriormente al conocerse que la asignación sólo sería equivalente al 90% del salario mínimo y sólo durante dos años. Asignación que se utilizaría para que iniciaran un plan de vida en el retorno a la civilidad.

Dijeron que los reinsertados cambiarían la constitución y conducirían a Colombia hacia el castrochavismo, cuando con las curules que pudiesen alcanzar - diez de las cuales sólo serán por dos períodos parlamentarios, con voz pero sin voto – es imposible lograr aprobar leyes y menos aún realizar cambios constitucionales.

Otro engaño que fue acogido por los desinformados y por los apáticos, versó sobre el señalamiento de que se impulsaría una reforma tributaria para pagar el monto necesario para implementar los acuerdos. La realidad es que el fondo para ese cometido surge de los aportes de la comunidad internacional como los Estados Unidos, la Unión Europea y otros países garantes y acompañantes. Lo que correspondiera a los dineros del fisco nacional, sería un monto ínfimo, mucho más teniendo en cuenta los ahorros en momentos de afrontar una guerra menos. La reforma tributaria irá de cualquier modo, pues es la consecuencia de haber adoptado una política de extractivismo minero energético que ahora no cuenta con altos precios del galón de petróleo y otros minerales. Adicional a ello, el pago de las importaciones desbordadas, muchas de ellas de productos agrícolas que antes producíamos, se pagan ahora con un dólar revaluado. Allí está el déficit fiscal.

Algunos promotores del No amenazaron con tomar las armas si ganaba el SI.

Desde ese sector se impulsó una campaña de miedo que caló en las mentes y en los corazones de quienes no se dignaron siquiera a leer unas cuantas hojas de los acuerdos. Y a fe que les dio resultado.

El miedo y el prejuicio son aún pilares de la política en nuestro país.

III.           Las jerarquías religiosas defendieron sus nichos de poder sacrificando los intereses de toda la población.

Las ideologías dogmáticas y religiosas reaccionaron con virulencia ante la posibilidad de que se abra un espacio en nuestra restringida democracia, para pensamientos alternos que cuestionen de forma directa o indirecta las prebendas que tienen y que las han mantenido como aliadas del bloque dominante, así como las inmensas riquezas obtenidas en la connivencia con la violencia y el despojo de nuestro conflicto, o en la omisión frente a los hechos.

Apelaron entonces a los errores (¿errores?) de un gobierno que improvisó políticas y el impulso final del acuerdo. Echaron mano del discurso de género, cuando en su seno cohabitan con esa realidad desde hace siglos.

Dichas jerarquías en el final de la campaña hacia el plebiscito, se comportaron al mejor estilo del relato bíblico para no comprometerse ante la gente que las sostienen, y se lavaron las manos igual que Pilatos.

Reacción religiosa ante políticas de género que fueron aprovechadas por los promotores del No,
 para mezclar la situación con los contenidos de los acuerdos.


IV.          Los poderes armados que desde la oficialidad se niegan, hicieron uso de su fuerza.

Cuando analizamos las regiones en donde el NO ganó, se puede observar que son regiones en donde hacen presencia activa organizaciones armadas que la oficialidad niega que existan. Los paramilitares y las bandas narcotraficantes en muchos de esos territorios pudieron influir en contra de los acuerdos, pues dentro del contenido de los mismos existe un compromiso de erradicar el narcotráfico y con ello cualquier proceso de lavado de activos relacionado.

De hecho, se conocen informaciones de territorios en donde dichas organizaciones prohibieron a los habitantes votar SI. Algunos de los argumentos que también dieron en los territorios bajo su dominio, fue que ante la desmovilización de insurgentes, estos llegarían a los territorios para manejar las ollas y ello generaría enfrentamientos y muertes por el control de dichos espacios.

La fundación Paz Y Reconciliación en sus estudios muestra como 281 municipios tienen presencia permanente de las insurgencias armadas, 300 municipios tienen presencia de grupos surgidos de la desmovilización paramilitar, los cuales regulan las economías formales e ilegales. Es entendible entonces la presión que se ha reflejado en los resultados de este 02 de octubre.


Muestra del formulario E14 en un puesto de votación en Pereira. En todas las mesas ganó el NO. En dicho territorio tienen preponderancia actores armados relacionados con el narcotráfico y otras economías ilegales.


En algunos municipios en donde es conocida o cuestionada la relación de las administraciones con organizaciones paramilitares, a pesar de una campaña cosmética a favor del SI, terminó ganando el NO.

V.           La desconexión entre los habitantes del campo y los habitantes de la ciudad.

Al mirar el mapa de los resultados de la votación en este plebiscito, se observa que las regiones que más han sufrido el conflicto, votaron SI. Los grandes centros urbanos, los cuales no han visto la guerra de frente, votaron NO. El mapa del NO se concentra en la zona andina, en donde vive la mayor parte de la población, en donde se produce el grueso del PIB. Es un territorio por donde se mueve la economía en mayor proporción, pero también por donde se mueve el producto de las economías ilegales incluido el narcotráfico. En donde se lava el dinero de las actividades ilegales. Coincide además el mapa con el ascenso político de la ultraderecha.

Las pocas gentes que decidieron el futuro de los acuerdos y que dejan en incertidumbre su futuro, no han vivido la guerra en los campos o ya no los recuerdan. Son personas que en su mayoría no conocen la historia de esta nación, pero peor aún: no les interesa.
Critican las condiciones de la vida cotidiana, pero aceptan con la cabeza baja las condiciones económicas, sociales y políticas que les imponen los patrones desde hace 206 años.

Son personas que visitan los centros comerciales aunque no puedan comprar nada allí, pero que no visitan los campos ni conocen su realidad. No les interesa la suerte del campesinado, ni de la soberanía alimentaria, ni de la seguridad alimentaria. Es más, no conocen los conceptos.

La ciudad depende del campo, pero no se entiende.

Mapa de la votación por el SI y por el NO. El color verde muestra donde ganó el SI.


VI.          ¿El Harakiri del gobierno?

En muchas ocasiones parecía que el mayor enemigo de los acuerdos era el propio gobierno  que los impulsaba.

Las salidas en falso del mismo presidente fueron frecuentes y entregaban argumentos a los detractores de forma permanente. No hubo una estrategia comunicativa clara ni efectiva que calara en las mentes de la población. Casi se diría que la misma fue inexistente, contrario a lo que ocurrió con la campaña del NO.

Los medios de comunicación tradicionales, tan proclives hacia el oficialismo, esta vez jugaron un papel de oposición permanente. Ello es muestra clara que los intereses de sus dueños no van precisamente con el interés planteado en los acuerdos de forma explícita o tácita. El gobierno actual no tiene control sobre los mismos. Ellos obedecen a los dictados de la tendencia ultraconservadora de la oligarquía nacional e internacional.
Las política y las decisiones asumidas por ejemplo desde el ministerio de educación y su ministra Gina Parody, en temas de género, fueron totalmente desacertadas en un momento difícil y le entregaron a los enemigos del proceso la posibilidad de alborotar los prejuicios, la homofobia y el chip godo de la nación. Desde allí surgió un movimiento retardatario y medieval que unificó a los fundamentalistas y que recibió la bendición vergonzante de las diversas iglesias.

En ciertos territorios, las poblaciones se quejaron del abandono del presente gobierno en materia social y el incumplimiento sistemático de las promesas. Los funcionarios públicos encargados de representar al gobierno en estos temas fueron enemigos fundamentales ante las comunidades.

Al encargar el actual gobierno la comunicación y la incipiente pedagogía del SI, a funcionarios que en las regiones tienen grandes cuestionamientos por asuntos de corrupción, se hizo en harakiri territorial.

Con el afán de tramitar una reforma tributaria antes de finalizar el año, la misma que es la consecuencia de las decisiones erradas de este y los gobiernos anteriores en materia de modelo económico, se improvisó una campaña hacia el plebiscito que en menos de dos meses resultaba virtualmente imposible para explicar de forma adecuada el contenido de los acuerdos y la conveniencia de los mismos.

Hilando delgado, surge la pregunta sobre si todos estos errores realmente lo fueron o se trata de una estratagema de las oligarquías para montar una pantomima en la que se manipuló una vez más al pueblo y a la propia insurgencia negociadora para obtener un resultado que lleve a modificar los acuerdos de forma tal que se restrinja de forma más contundente la posibilidad del campo social y popular, de su accionar en los tiempos de los post acuerdos. La leyes de ZIDRES, el Código de Policía y de Convivencia Ciudadana muestran que la voluntad de la élite no es facilitar los tiempos futuros.

El papel del vicepresidente Vargas Lleras más que ambiguo, fue contrario al interés de las propias negociaciones. Su partido Cambio Radical obró en consecuencia.


VII.         El nuevo panorama político de cara al futuro de los acuerdos.

De forma clara, nuevamente la figura del hoy senador Uribe retoma protagonismo a expensas de la debilidad política de Santos.  Uribe parece ser el determinador desde la facción oligárquica que representa. Pero siendo influyente en las mentes que domina, es realmente un vocero de las élites terratenientes, emergentes y de otras internacionales. Una vez obtenido el triunfo del No, que millones de colombianos celebraron como el triunfo de una decisión propia, ahora el caudillo de la guerra se ha abrogado la representación nacional de esa masa y una vez fastidiado el momento histórico que pudo abrir las puertas hacia un freno del baño de sangre pobre, propone como una idea innovadora y llena de sabiduría lo que ya se encontraba pactado en los acuerdos. Los verdaderos enemigos de la paz, los más peligrosos no han dado la cara. No los conoce aún el país.

Las FARC-EP quedan en una posición difícil, pues se les plantea como opción renegociar unos acuerdos en donde ya habían cedido lo que hace algunos años parecía impensable. La figura del presidente que negoció con ellos no tiene fuerza ante el país. Es al menos lo que parece, si no hemos sido víctimas de una pantomima de las élites para apretar más los acuerdos. Estos fundamentalmente contemplan poner en desarrollo asuntos que ya se encuentran en la Constitución del 1991.

Los terratenientes y otras fuerzas que tienen concentrada la tierra, blindarán las posibilidades de responder por la forma como las adquirieron. Buscarán cambios en materia de justicia transicional que puedan llevarlos a responder en el futuro. La participación política de las minorías, tal como se encuentran en los actuales textos puede sufrir más restricciones. El accionar de los movimientos sociales y populares puede sufrir a su vez más limitaciones. Es previsible un ascenso de los intereses de la ultraderecha en la renegociación de los acuerdos, pues no sería lógico que la nueva correlación de fuerzas de los promotores del NO, sea desaprovechada para realizar los cambios y blindajes acordes a sus intereses.

El gran acuerdo nacional al que convocan los ganadores del NO y el propio presidente debe incluir al movimiento social y a la insurgencia que negocia. De lo contrario será de nuevo un acuerdo entre los mismos de siempre. Según se de este, así será el futuro que nos espera.

Las gentes que votaron en contra de la refrendación de los acuerdos, en su mayoría desinformadas, manipuladas y presas de estereotipos y fundamentalismos, nos muestran un país incapaz de decidir su destino sobre la base de la racionalidad, y entregan de nuevo las decisiones trascendentales a otros tanto en el interior de las fronteras como afuera de ellas. La patria boba no ha terminado. De nuevo el país político queda en la decisión de las dos mismas facciones de la oligarquía y de sus enviados.

La juventud organizada debe avanzar para defender su futuro, porque las generaciones que los han antecedido están presas en la mezquindad, el odio y el fundamentalismo. Deben organizarse y convertirse en un factor real de presión que reclame su espacio preciso y determinante en términos de poder.

Las salidas que se vislumbran ante el fracaso de la refrendación de los acuerdos en el plebiscito, son el llamado a una Asamblea Constituyente en donde se incluyan posiblemente nuevos temas, pero en donde los sectores más retardatarios de la nación han mostrado tener la fuerza para imponer mayorías. Otra posibilidad puede ser el trámite parlamentario de las temáticas contenidas en el texto de los acuerdos, pero que ante la polarización actual, tal vez el congreso no esté dispuesto a hacerlo teniendo en cuenta la cercanía de la campaña de 2018.

Lo único que queda claro es que al espectro de los movimientos sociales, políticos alternativos y populares, nos resta continuar la movilización, la protesta, la cualificación política; para buscar los cambios que conduzcan hacia un país más digno. Es más necesario que nunca buscar la unidad en un movimiento político que lleve a un gran diálogo nacional, que constituya una fuerza más uniforme para disputar el poder. Queda demostrado que los ricos no entregan nada de forma voluntaria. No es suficiente el diálogo entre intereses opuestos. Se trata de un asunto de disputa del poder.

viernes, 26 de agosto de 2016

COYUNTURA POLÍTICA Y POST ACUERDOS CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

Taller de Cualificación y fortalecimiento sindical con perspectiva de género.
PANEL
COYUNTURA POLÍTICA Y POST ACUERDOS CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

Carlos Mario Marín Ossa

La perspectiva o el enfoque de género es una categoría socio política que reconoce la diversidad, su valía y la necesidad de que se eliminen las inequidades relacionadas con el género, con lo diverso, con lo diferente.

El concepto de perspectiva de género cobra especial relevancia a partir de 1995, durante la realización de la IV conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la mujer. Se trata de una estrategia para fomentar la igualdad de los sexos en la plataforma de esta conferencia realizada en Beijing. La igualdad entendida como concepto y práctica política.

Podemos decir que el ejercicio de la inequidad y discriminación hacia la mujer es un resultado histórico que se da con el paso del derecho materno al paterno, con la aparición de la propiedad privada, con la aparición y evolución del capitalismo. Porque de forma paralela a la etapa de la aparición capitalista se dieron en occidente los nacimientos de las democracias modernas, de los Estados Nación, basados en una serie de valores como la libertad, igualdad y fraternidad que terminaron siendo realidad para las élites de cada país, con lo cual la discriminación hacia lo más variado de la sociedad, hacia las mayorías, da como resultado una concepción machista y patriarcal, así como una práctica coherente con estos mitos fundacionales de dichas democracias. Es así que se le asigna a la mujer una condición social y política de dependencia y pasividad. Y en estos desarrollos influye de manera determinante la cultura religiosa que es eminentemente machista, con decisiones y designios de un dios hombre que se comunica con lo terrenal a través de jerarcas hombres que traducen e interpretan desde su mirada, la voluntad divina.

Las mujeres han asumido a través de la historia diversas formas de organización, como también iniciativas para protestar contra la guerra, contra las violencias ejercidas en sus vidas y cuerpos, contra sus territorios y el tejido social que han construido y habitan.

Para el caso colombiano, a través de la organización, la formación y la persistencia, a partir de la década de los noventa del siglo XX, lograron la aprobación de la Ley 581 del 2000 llamada también Ley de cuotas, que establece que por lo menos el 30% de los cargos públicos por designación deben ser asumidos por mujeres. La Ley 1257 del 2008 sanciona los tratos discriminatorios y las violencias ejercidas contra las mujeres. En el año 2006, la Corte Constitucional despenalizó el aborto.

Desde el lado de los hombres, habría que decir que la imposición cultural se revirtió en contra como sujetos activos de diversas violencias que pagan con su vida o con la imposibilidad social de desarrollar las varias sensibilidades que son vistas o señaladas como indeseables en un macho. Culturalmente se les imposibilita el desarrollo integral como seres humanos con sentimientos.

Coyuntura Política.

La política internacional se guía de acuerdo a los dictados de una minúscula élite económica, unas pocas familias, que se expresan a través de los organismos multilaterales y que se constituyen a través de la gran corporación transnacional en supra gobiernos. Los límites geopolíticos existen para impedir que llegue la diversidad a los países que alojan a esa pequeña élite, pero desaparecen para permitir la entrada de los excedentes económicos de dichos países así como la entrada de capitales especulativos que se alimentan de la economía, el trabajo y el bienestar de las mayorías mundiales, de las mayoría populares. Es una política mundial contra la diversidad en todas su expresiones, entre las cuales se encuentra el género. El capitalismo es patriarcal, es machista, es anti diverso. No permite los desarrollos diferentes en términos económicos, sociales, culturales, educativos, étnicos, políticos ni de género.

América Latina enfrenta un período de retroceso de los gobiernos de izquierda y progresistas debido al ataque sistemático de la derecha vernácula e internacional, a los errores propios en materia de educación y formación política del pueblo, del accionar mediático a través de la guerra de cuarta generación, del empleo de procesos de golpe suave y guerra sicológica, auspiciados por la derecha y los aparatos paramilitares que comienzan a internacionalizarse como una empresa de guerra. De esta forma, Venezuela ha vivido la llegada de su élite nacional al seno de la Asamblea Nacional en una mayoría que tiene en aprietos el proyecto socialista del siglo XXI. Brasil enfrenta un duro movimiento que cuestiona el gobierno de Rousseaf y pretende enjuiciar no sólo la figura del expresidente Lulla Da Silva, sino el proyecto político de izquierda de dicha nación. Argentina entrega el gobierno a un exponente purasangre de la extrema derecha gaucha que no tardó en comenzar a desmontar proyectos emblemáticos del modelo Peronista y de los Kichtner. Es una arremetida que compromete toda la propuesta emancipatoria latinoamericana a través del ALBA, de UNASUR y otros mecanismos de integración de los pueblos latinoamericanos y que se contraponen al proyecto político, territorial y hemisférico de los Estados Unidos, Canadá y sus socios globales.

Hoy se encuentran amenazados el pueblo venezolano, su democracia y el proyecto histórico propio que desde la base soñaron e impulso el eterno comandante Hugo Rafael Chávez Frías y el movimiento bolivariano revolucionario MBR 200, por cuanto de forma aleve y descarada, diversos medios norteamericanos plantean ya la necesidad de una intervención en el hermano país para restaurar la democracia. Colombia, su gobierno y su élite han sido factores desestabilizadores, cómplices e impulsores del ataque al proyecto histórico revolucionario bolivariano.

Colombia inicia una nueva etapa con el fin del conflicto armado entre el gobierno de las élites y las FARC-EP. Se silencian los fusiles y se abre paso la posibilidad de buscar a través de la participación política y de la movilización social y popular, la anhelada paz. La paz que soñamos y a la que tenemos derecho pasa de largo por el silenciamiento de los fusiles, muy importante en sí, porque quienes han colocado los muertos de ambos bandos han sido los sectores populares. La oligarquía asiste y atiza la guerra desde la comodidad y seguridad de sus mansiones, oficinas y clubes sociales.
La paz que queremos se construye desde la diversidad étnica y territorial. Desde las particularidades de las regiones. No puede imponerse una paz diseñada desde la burbuja en que viven las élites económicas que usufructúan la riqueza de Colombia y el trabajo de los colombianos, sin conocer siquiera cómo se vive en pueblos y veredas, en ciudades intermedias, en las barriadas. La paz que queremos es una paz construida a varias voces, en donde la sociedad converse acerca de las soluciones que necesita, lo que llamamos un gran diálogo nacional.

Sin embargo la realidad nacional es que el modelo económico sólo sirve a los intereses de los más ricos, de ese puñado de familias de la antigua oligarquía y de la emergente. El sistema de salud es un negocio del que se lucran esas familias y sus agentes. El sistema educativo desea convertirse a ultranza en un negocio y para ello requieren eliminar los componentes de las humanidades y reemplazarlos con enfoques técnicos que se acomoden al modelo económico. La seguridad y soberanía alimentarias deben defenderse. El alimento y la tierra garantizan la subsistencia autónoma del pueblo, de las comunidades. Garantizan la supervivencia de la especie. Y existen comunidades que viven de forma diferente y alterna al modelo impuesto, desarrollando procesos asociativos y cooperativos. Allí, hombres y mujeres cumplen papeles fundamentales y equitativos para el desarrollo de los planes de vida comunes y de los individuales.

Países como Estados Unidos, que acompañan el proceso de paz que está pronto a firmarse, tienen intereses económicos de su propia élite en los territorios colombianos en donde hace presencia la insurgencia armada. Por ello acompañan este proceso.
Otro elemento que mantiene y agudiza el conflicto social es la guerra de IV generación, la guerra mediática e ideológica que refuerza estereotipos machistas, patriarcales y capitalistas que son sinónimos entre si. Es un aculturamiento permanente de la población que mantiene y ahonda la estigmatización hacia lo diverso, hacia lo diferente, podríamos decir, hacia el otro género u otros géneros. La disputa entre los que defienden el género como una construcción social y quienes lo defienden como una realidad biológica y designio divino plantea la contradicción que avanza entre la sociedad que busca procesos modernizadores y quienes defienden el status quo. El trasfondo del problema es un asunto de poder. Y ese poder está en disputa para mantener las prebendas y privilegios de una clase social o para avanzar los intereses históricamente negados de otra clase social diversa, multiétnica, multicultural y popular.
Es así que se plantea la necesidad de construir un movimiento político que busque la construcción de una paz real e integral, que avance unificando los sectores de las mayorías nacionales, de las mayorías populares, para transformar las causas históricas conflicto. La construcción de paz tiene que ver con la gobernabilidad en los territorios y la construcción de movimiento político. Es decir, construir un Nuevo Proyecto Histórico para la clase popular.

Post acuerdos en clave de diversidad. En clave de género.

Para grandes sectores de colombianas y colombianos organizados, es claro que la Paz no ha llegado como un objetivo y realidad integral y terminada. Se disminuye la sangre que han puesto los pobres por designio de los más ricos, como resultado del silenciamiento de los fusiles.

Pero el conflicto social sigue existiendo y se agudiza. La imposición política de las élites sobre el patrimonio público y los bienes comunes de la humanidad, es venderlos. Entregarlos al ejercicio especulativo del capital privado transnacional. Es algo que deberá buscar revertir el movimiento social y político alternativo a través de la movilización y la protesta, a través de la participación política institucional, a través del impulso de Leyes que favorezcan a las mayorías nacionales y a través del ejercicio de gobierno de hecho en los territorios.

La Ley ZIDRES deberá ser un objetivo a eliminar, porque no favorece al campesinado raso. Al convertir a campesinas y campesinos en asalariados de los grandes empresarios, niega de facto la realidad territorial, la diversidad étnica y cultural, la historia y el desarrollo de las comunidades. Uniforma una propuesta de desarrollo rural y agrario sobre la visión de una casta, desconociendo los usos y saberes de las comunidades, de lo que hombres y mujeres han asumido como historia y memoria, de cómo se ha construido en la realidad esta Nación de naciones. Niega la relación entre los géneros allí en los territorios, sus saberes y aportes y las construcciones conjuntas y separadas.

Los convenios UPOV [i] criminalizan el ejercicio ancestral de proveerse la comida de forma autónoma y soberana. La relación de hombres y mujeres con la semilla, con el alimento que provee y con la vida que otorga, es amenazada para favorecer el lucro de esa élite transnacional. Monsanto, Dupont, Syngenta, están entremezclados con bancos, inmobiliarias, aseguradoras, calificadoras de riesgo, organismo multilaterales y políticas globales de dominio y control social. Es otro objetivo que deberá tenerse en cuenta si se quiere garantizar el alimento y potenciar las relaciones ancestrales que hombres y mujeres han tenido con el mismo.

La política minero energética es otro objetivo para los tiempos de los post acuerdos. Hoy se quiere privilegiar el valor del agua, de los páramos, de los ríos frente a la explotación minera y de petróleo, frente a la construcción de megaproyectos energéticos e hidroeléctricos y la generación de dividendos para esa corporación transnacional de la que venimos hablando. Es un ejercicio de soberanía, pero también de dignidad. Las comunidades rurales tienen una relación con su entorno y de allí nacen diversos desarrollos y manifestaciones culturales de las mujeres tejedoras, de los hombres pescadores, de las mujeres cantantes y gaiteras, del hombre vallenato, tiplero o marimbero.

La política urbana es otro objetivo para los tiempos de los post acuerdos. Ciudades para la vida digna, vivienda digna, el derecho a la energía eléctrica, al mínimo vital de agua, a un transporte digno, a rechazar la densificación en los centros para los sectores populares con un criterio de costo financiero por encima del criterio de bienestar y dignidad para las personas, son demandas de los sectores populares. Es preciso buscar equipamientos urbanos de calidad, volver al verde, a los árboles, a los parques con pasto y flores, en donde las personas y las familias se puedan encontrar. El monopolio del cemento no sólo se presta para favorecer la corrupción, sino también para atentar contra el medio ambiente y favorecer el calentamiento global.

En ambientes urbanos diversos, emergen de forma más natural las iniciativas desde los géneros. Avanzan en un diálogo y en un baile de reconocimiento mutuo, de validación y aceptación.

Por eso la existencia y fortalecimiento del ESMAD para los tiempos de los post acuerdos es un contrasentido. Este cuerpo existe para impedir la diversidad, para imponer un modelo único que garantiza el status quo. El diálogo no existe porque quienes imponen el modelo están en posesión de la verdad. Este cuerpo de represión es la mejor prueba de que vivimos en un Estado fascista que impide la diversidad. Bajo los esquemas de esta política, el hombre es actor dinámico y la mujer continúa siendo objeto pasivo y subordinado. Y ello golpea la posibilidad de las manifestaciones culturales, sociales y políticas para la mujer, para su libertad, para su búsqueda y condena al hombre a reproducir el modelo que necesariamente terminará desatando nuevas violencias. El ESMAD es otro objetivo de los tiempos de los post acuerdos.

La construcción del movimiento político que busque el poder institucional, que se erija en derecho, que impulse la construcción del Nuevo Proyecto Histórico, es otro objetivo de los tiempos de los post acuerdos. Un movimiento político diverso y unificado en sus acuerdos, respetuoso en sus disensos y decidido a obtener el poder es necesario para la construcción de la paz que soñamos. Esa que se construye a varias voces, que llega como resultado de un gran diálogo nacional.

Las mujeres colombianas que se organizan por ejemplo en el proceso Confluencia de Mujeres para la Acción Social, plantean como luchas la exigencia de acceso real a la propiedad de la tierra, a la titulación, a tener garantías para producir. Consideran que el reconocimiento del valor de su trabajo, de su aporte en la construcción de tejido social y la redistribución de las cargas del trabajo son herramientas de mayor valor para la resistencia y el arraigo en los territorios. Consideran su cuerpo como territorio de la política y rechazan la militarización de sus vidas y sus comunidades. Exigen y buscan que se tengan en cuenta en la construcción de las políticas públicas que terminan afectando sus vidas y las de sus comunidades. Plantean que requieren de una educación que no reproduzca los roles asignados a la mujeres y que están basados en sistemas de opresión. Se declaran objetoras por conciencia a la militarización, luchan contra el racismo y exigen seguridad y soberanía alimentarias.

Cabe mencionar además, que una construcción diversa del tiempo de los post acuerdos deberá impedir que tanto el machismo como el hembrismo sean el resultado de las imposiciones políticas y culturales del régimen.

Estos elementos y otros nos permitirán avanzar en esa estrategia de eliminar las inequidades tanto económicas como políticas y de género; para eliminar la exclusión y la invisibilización de las violencias que se cometen en razón de la diferencia. Podemos llegar a entender, aceptar y practicar que podemos caminar con una mujer sin pretender convertirla en objeto de posesión, podemos llegar asumir que caminar con un hombre no requiere convertirlo en objeto de utilización y explotación. Podemos entender y aceptar que existen otras prácticas y manifestaciones de amor entre géneros como una construcción social y como una decisión autónoma de personas, de seres humanos con derechos y sentimientos, con aportes a la historia, a la comunidad, al territorio.

Los tiempos de los post acuerdos y la construcción de la paz es una labor de hombres y mujeres que como sujetos políticos caminen no adelante el uno de la otra, no atrás, sino al lado y de forma equitativa.

Pereira, agosto 26 de 2016




[i] Patentes o figuras como Unión para la Protección de Obtentores Vegetales UPOV. Este convenio internacional se creó en el año de 1961 y posteriormente se han establecido dos convenios a los cuales se han suscrito los países miembros: UPOV78 y UPOV91. Colombia hace parte de los países que han suscrito el UPOV78. Estos convenios obligan a los gobiernos a reconocer la propiedad de las semillas para las transnacionales que han desarrollado modificaciones genéticas de diversa variedad

jueves, 18 de agosto de 2016

La Paz son Cambios

“Como ha sucedido a través de toda la historia,
el diálogo entre el patricio y el plebeyo, el señor
feudal y el siervo, el esclavista y el esclavo,
el capitalista y el trabajador, no rindió frutos.
No puede rendir frutos porque la división de
la humanidad y sus sociedades en una minoría
acaudalada y una masa empobrecida, no es un
problema de comprensión o compasión que
puede resolverse mediante la comunicación y
la pedagogía; sino un problema de intereses y de poder.
El conflicto entre los que tienen y acumulan
y aquellos que no tienen y son empobrecidos, no
se resolverá por teleconferencias y filantropismo de
los ladrones globales, sino sólo por la conquista del poder.”
Heinz Dieterich Steffan

(El Socialismo del Siglo XXI)


Por : Carlos Mario Marín Ossa
         Dirección Nacional de Poder y Unidad Popular

El momento actual demanda para los colombianos y colombianas una responsabilidad histórica con las generaciones venideras, pues es el momento de realizar la pedagogía correspondiente para impulsar el voto por el SI a la refrendación de los acuerdos de paz de la Habana cuando sea convocado el plebiscito para tal fin. Debemos legarle a quienes nos siguen un país sin confrontación bélica o disminuída la misma por cuenta del retiro del campo de batalla de las insurgencias armadas o de una de ellas. Es importante que el gobierno abra las puertas para la negociación con el ELN y el EPL sin colocar trabas torticeras basadas en el desconocimiento de los avances y acuerdos previos en la fase de exploración. Porque una paz sin dichas insurgencias, es una paz incompleta que amenaza la viabilidad de la nación. Pero es de igual importancia que así mismo el gobierno garantice el desmonte de los grupos paramilitares que amenazan la implementación de los acuerdos de La Habana y colocan en riesgo a los desmovilizados que llegan a la disputa institucional política.


Ya en el anuncio del fin del conflicto, tanto Juan Manuel Santos como Timochenko se sinceraron de cara al país al manifestar que no comparten los modelos económicos y políticos que unos y otros pretenden desarrollar para el país. Pero manifiestan un respeto que no debe ser retórico especialmente en el caso del régimen que es quien tiene a favor la fuerza del Estado.

La paz que soñamos y a la que tenemos derecho pasa de largo por el silenciamiento de los fusiles, muy importante en sí, porque quienes han colocado los muertos de ambos bandos han sido los sectores populares. La oligarquía asiste y atiza la guerra desde la comodidad y seguridad de sus mansiones, oficinas y clubes sociales.

La paz que queremos se construye desde la diversidad étnica y territorial. Desde las particularidades de las regiones. No puede imponerse una paz diseñada desde la burbuja en que viven las élites económicas que usufructúan la riqueza de Colombia y el trabajo de los colombianos, sin conocer  siquiera como se vive en pueblos y veredas, en ciudades intermedias, en las barriadas. La paz que queremos es una paz construida a varias voces, en donde la sociedad converse acerca de las soluciones que necesita, lo que llamamos un gran diálogo nacional.


Y es lógico y justo que así sea, porque cuando las visiones se imponen desde pequeños grupos de interés a una mayoría ignorada, los conflictos se exacerban y nuevas violencias surgen.

Cuando asistí hace pocos años al foro de participación política en Bogotá, en el marco de los diálogos de paz, fue evidente que el interés de la oligarquía criolla que representa el actual presidente, era disponer de los territorios donde se ha desarrollado la resistencia armada por más de medio siglo, para profundizar su modelo económico de especulación financiera y agroindustrial. Así mismo el desarrollo de los negocios de sus socios en materia minero energética, entre otros intereses. De esto es muestra la Ley ZIDRES que garantiza el negocio del gran capital agropecuario, o la política de licencias ambientales que permiten la explotación minera en zonas de páramo, o el desarrollo de grandes proyectos hidroeléctricos que desplazan a campesinos y habitantes rurales de sus territorios y cambian la vocación económica e histórica de los mismos.

El nuevo código de policía no está hecho para beneficiar la implementación de los acuerdos y el desarrollo de los tiempos del post acuerdo sino para reprimir la protesta social y la movilización que necesariamente se incrementará pues el conflicto social sigue intacto y se agudiza.


La salud sigue siendo un negocio que se surte de ganancias cuanto más sea negado el derecho real a los colombianos. La educación intenta mercantilizarse cada vez más impidiendo el acceso de las clases más desfavorecidas. El empleo es cada vez más precario y con menos garantías. La seguridad y la soberanía alimentarias casi desaparecen con los menores apoyos e incentivos para el campesino raso, con la criminalización de las semillas nativas para favorecer el negocio de las semillas transgénicas en poder de corporaciones transnacionales. La industria nacional ha sido golpeada por los tratados de libre comercio. Aunque los medios de comunicación de propiedad de los ricos de Colombia intenten vender la idea de progreso y beneficio, en calles de ciudades y en veredas, se palpa una realidad contraria. No es este el país que queremos ni el que deseamos legarle a nuestros hijos.

La paz es con cambios. La paz es justicia social, vivienda digna, soberanía alimentaria, educación gratuita, salud para todos. La paz es la realidad de la participación política con garantías reales. La paz es que no se nos asesine por pensar diferente, por buscar otros modelos de economía que privilegien el colectivismo, el cooperativismo, lo asociativo. La paz es privilegiar la naturaleza y el agua por encima de la explotación minera y los desarrollos minero energéticos. La paz es que todo colombiano y colombiana tengamos derecho a la energía eléctrica, al mínimo vital de agua, a decidir sobre nuestros territorios, desarrollar nuestro plan de vida en la fortaleza de la diversidad. La paz es que Colombia sea para las mayorías nacionales.


Esa paz es la que le corresponde buscar y construir al movimiento social. Y ello se hace a través de la movilización. Pero también, a través de la construcción de un movimiento político amplio y decidido a disputarse el poder. El diálogo es un elemento básico, pero lo que ha estado en juego siempre, lo está y lo estará es un asunto de intereses. Los intereses de una pequeña élite y los intereses de las mayorías nacionales. Esa contradicción se dirime a través de la disputa del poder tanto de hecho en los territorios como jurídico en lo institucional.

miércoles, 27 de julio de 2016

Paro estudiantil en colegios públicos de Dosquebradas en Risaralda

27 jul. CI.- Desde el pasado 25 de julio, estudiantes de 19 colegios públicos del municipio de Dosquebradas en el departamento de Risaralda, realizan un paro indefinido en sus clases, debido a las malas condiciones generales de la educación en lo que se refiere a infraestructura, contratación de maestros, alimentación y transporte, entre otros temas. (*)
Foto. @MarioossaM

A través de mítines, marchas y asambleas, socializan su problemática e invitan a las comunidades educativas, a las organizaciones sociales, populares y sindicales para que se solidaricen con sus demandas. Líderes estudiantiles de varios colegios aseguran que durante la instalación de la mesa negociadora, representantes del alcalde municipal Fernando Muñoz, asesores jurídicos, el Personero Municipal y algunos directores de núcleo, asumieron una actitud peyorativa hacia los representantes estudiantiles, minimizando su accionar y la validez de sus demandas.
Los estudiantes denuncian una campaña sistemática por parte de algunos rectores y coordinadores de sus colegios, así como de representantes de la policía que profieren amenazas contra aquellos estudiantes que participen en el paro y sus actividades. Las amenazas  consisten en abrir procesos disciplinarios, colocarles malas notas, manifestarles que van a perder el año o iniciarles procesos jurídicos y policiales.
Foto. @MarioossaM

Los estudiantes exigen:
1) Mejoras a la infraestructura de los colegios que en muchos casos no cuentan con los baños suficientes y carecen de espacios deportivos o lúdicos.
2) Exigen la contratación completa de la planta de profesores para todas las asignaturas.
3) Reclaman que los alimentos para la jornada única lleguen en buenas condiciones de salubridad y en buen estado. Denuncian que la comida llega en estado de descomposición.
4) Exigen la implementación del servicio de transporte de acuerdo a los compromisos de la administración municipal.
5) Que los colegios tomen las pólizas estudiantiles, aún inexistentes.
6) Buscan que los manuales de convivencia no se diseñen para reprimir ni limitar sus capacidades críticas.
7) Exigen respeto por su derecho de asociación estudiantil y de protesta social.
Hasta el momento, la respuesta de la administración municipal es nula y se ha limitado a decir que no tienen dinero o que algunas de sus exigencias corresponden al ámbito del gobierno nacional.
Foto: @MarioossaM

En la marcha realizada en la mañana de este miércoles 27 de julio, estudiantes de varios colegios de la ciudad de Pereira se solidarizaron con el movimiento, ellos también padecen la misma problemática que se vive en Dosquebradas. La marcha de esta jornada contó con la presencia de por lo menos 3000 estudiantes.
(*) Publicado originalmente en http://www.colombiainforma.info/paro-estudiantil-en-colegios-publicos-de-dosquebradas-en-risaralda/