jueves, 15 de diciembre de 2016

HOMBRES Y MAGAS II

MarioossaM


Una Maga se desliza entre calles y vericuetos, entre salones y auditorios, entre libros y teclados.  Una Maga se disfraza de carnaval y de colores, aunque sea una redundancia.  Es sigilosa y exorbitante.

Una Maga se escabulle. De la conversación. Y de los compromisos. Es la naturaleza de las Magas. Su magia radica en su universo propio. Singular. El universo de una Maga no es plural. Salvo en pequeños intersticios. Salvo que sea con sus variados personajes.

Una Maga enseña a un hombre a conocer a Cortázar. A través de las palabras, a través de los conceptos. A través de la ciudad. Y del silencio. La obra de Cortázar se refleja en el mundo de sus ojos, de su cabello azabache. De lo pendular de su cuello.

El hombre observa (que no es lo mismo que mirar) a la Maga. No la mira. La admira. Porque su cabello azabache se funde con el espacio. Y se hace infinita. Es pequeña. Y su mirada hacia el espacio, abarca mayores distancias. En ellas, cabalgan los sueños.

Es una Maga que ríe. Y baila. Y mira con detenimiento. Y con asombro. Mira y piensa. Y los ojos se le expanden hasta dimensiones colosales. Algo piensa. Pero calla.


Es el universo de las Magas.

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