A
comienzos de marzo de 2013, estalla una situación que complica la ya
deteriorada y tortuosa situación de acceso a la salud en el régimen subsidiado
en Pereira, para aproximadamente 71.000 usuarios de la EPS Asmetsalud.
Todo
se inicia por la disparidad de criterios al momento de la negociación de un
nuevo contrato a partir de enero de 2013, entre la gerencia de la E.S.E. Salud
Pereira y los representantes de la EPS ASMETSALUD. Dicha disparidad de
criterios se remite al valor de la cápita por usuario, que está dispuesta a
pagar la EPS y el valor al que aspira la E.S.E. La cápita, es el valor que debe
pagar una EPS cualquiera a la IPS que atienda a los usuarios de la primera, por
concepto de servicios de salud en primer nivel (consulta externa), segundo
nivel (exámenes varios de carácter especialista) y tercer nivel de complejidad
(tratamientos y cirugías entre otros); valor que determina el gobierno nacional
por año y que las EPS´s e IPS´s negocian con cierto margen de flexibilidad
según los “precios de mercado”.
Como
la EPS ASMETSALUD ofrece pagar un valor de cápita inferior al que aspira la
E.S.E. Salud Pereira, los servicios a los usuarios de dicha EPS fueron
suspendidos el 08 de marzo por parte de la gerencia de la E.S.E. Asmetsalud
entonces debió contratar de forma coyuntural una red alterna de carácter
privado para la atención de sus afiliados
–esto se da en medio de la coyuntura de la reforma al sistema de salud
en el congreso de la república- en tanto que seguían los contactos para
intentar un arreglo entre las dos partes. Los damnificados por supuesto son los
71.000 pereiranos afiliados a la EPS ASMETSALUD.
La
situación no avanza, y es así que el pasado 03 de abril fueron citados por el
concejo municipal de Pereira los representantes de la E.S.E., de la EPS y de la
secretaría municipal de salud; para que expusieran sus razones ante el cabildo,
los usuarios y representantes de organizaciones sociales entre las que se
encontraba VEEDURISARALDA.
Marcha en defensa del derecho a la salud. Pereira-Risaralda. |
Al
inicio de la sesión, expuso sus puntos el secretario de salud municipal Dr.
Julián Mauricio Trejos en términos de la función de dicha secretaría como ente
de vigilancia y control. Su exposición se basó en el seguimiento realizado a
las EPS´s que atienden el régimen subsidiado en la ciudad y de las cuales
ASMETSALUD según su opinión debe cumplir algunas condiciones, entre las que
están el ajuste del valor de la cápita según los lineamientos del gobierno
nacional. Así mismo indicó que los giros del Fosyga para pagar a las EPS´s se
encuentran al día, en tanto que estas cada vez se retrasan más en los pagos a
hospitales y en general a la red pública. Posteriormente realizó su
presentación la Dra. Mónica María Orozco –Gerente de la seccional Risaralda de
la EPS Asmetsalud- mostrando las estadísticas de una muestra de 15 días con el
servicio de la red privada alterna y comparándola con la estadísticas de
atención de la E.S.E. Salud Pereira para un período también de 15 días. En su
presentación resaltó un mayor número de citas atendidas en todas las variables
de diferentes niveles de complejidad, respecto a una menor efectividad del
servicio de salud de la E.S.E. Respecto al tema del valor de la cápita
negociada no mostró visos de solución. Finalmente, fue el turno para el gerente
de la E.S.E. Dr. Rafael Lucas Sandoval, quien destacó aspectos como la obligación
de la EPS de cumplir con las órdenes del gobierno nacional y las sentencias de
la Corte Constitucional al respecto en lo que se refiere a los valores
incrementados de la cápita por usuario y para la cual el gobierno entregó un
incremento especial en la ciudad de Pereira. Ningún asomo de acuerdo entre las
partes y el usuario en el limbo.
Nuestras conclusiones.
Lo
primero que hay que decir, es que este bosquejo general de la situación de la
salud para los más pobres de Pereira es una radiografía aún incompleta, que en
próximas entregas iré ampliando. Según lo visto y escuchado en el concejo, se
puede concluir inicialmente que todos tienen un poco de razón y que todos están
equivocados en temas profundos.
Es
cierto que existen normas del nivel nacional que obligan a destinar recursos públicos para la atención de los
usuarios con unos valores de cápita que para Pereira fueron incrementados en
valores superiores a otras ciudades. Existen también sentencias de la Corte
Constitucional que defienden estos derechos.
Es
cierto que bajo estas condiciones, el gerente de la E.S.E. puede esperar una
mayor inversión y pago de dinero por usuario atendido a la EPS ASMETSALUD, como
cierto puede ser el comparativo de eficiencia presentado por la gerente de la
EPS entre la red alterna privada y la red pública, y en la que el peor
desempeño –la peor atención al usuario en términos de número de personas
atendidas- corre por cuenta de la E.S.E. Sin embargo hay que aclarar que la
muestra presentada por ASMETSALUD para un período de 15 días, puede tener visos
de descontextualización y no ser fiable 100%.
Cierto
también es que las EPS´s manejan una cartera por pagar a la red pública de
salud (los hospitales, clínicas, etc) cada vez más morosa y que ello incide negativamente
en los problemas financieros del sistema hospitalario público. Eso lo sabemos
hace muchos años.
Entierro al sistema de salud de los colombianos. Foto/Carlos Mario Marín Ossa |
Pero
todos los actores aquí mencionados se equivocan en plantear de forma primordial
el problema de la salud en términos financieros. Eso es monstruoso. Aunque de
forma lógica, se debe contar con dinero para financiar la salud, la atención al
usuario, el costo de tratamientos, cirugías, citas al especialista; y el manejo
de dicho dinero debe seguir parámetros de buena gerencia, racionalidad y efectividad;
no menos cierto es que tratándose la salud de un “derecho fundamental” de
cualquier ser humano, lo primordial debe ser la atención oportuna e integral de
los pacientes.
Se
equivoca en materia grave el Dr. Lucas Sandoval al cerrar la atención a los
pereiranos afiliados a Asmetsalud derivado del inexistente acuerdo entre la EPS
y la E.S.E. ¿Cómo se deja sin salud a 71.000 seres humanos por razones de
especulación financiera entre las partes?
Pero
con la Ley 100 este derecho fue convertido en un negocio y como tal el fundamento
no es la persona sino el lucro, la utilidad. Las consideraciones financieras
son frías y no tienen compasión con el sufrimiento del paciente ni con la
perspectiva de la muerte. El enfermo no se enfrenta a otro ser humano que
maneja y dispone del dinero público destinado a aliviar el sufrimiento de la
enfermedad o a mantener la salud mediante la prevención.
¡NO!
El
enfermo se enfrenta a conglomerados financieros, a corporaciones especulativas
del dinero de la salud, las cuales no ven a los ojos al paciente que sufre sino
que miran con avidez los índices financieros de sus libros contables, los
informes de bolsa, las tasa diferenciales el mercado que puedan aprovechar para
invertir. Es un mundo sin venas con sangre en su interior, aunque sus ganancias
se basen en la sangre dejada por el paciente moribundo sobre la camilla
solitaria.
Escuchar
en la sesión del concejo municipal frases como “En el primer nivel de atención
no se venden servicios” o “No es rentable contratar con las EPS´s por
eventos ya que los glosan para no pagar” “el negocio de la salud” y otras por el estilo, deben asustar
profundamente al ciudadano de a pie que se encuentra sometido a los designios
del mercado de la salud. Su vida pende de un hilo. Esa es la filosofía de la
Ley 100 de 1993 impulsada por el gobierno de los entonces liberales César
Gaviria Trujillo, Ernesto Samper Pizano, Juan Manuel Santos Calderón y Álvaro
Uribe Vélez (a la sazón senador ponente del proyecto de Ley).
La
reforma al sistema de salud presentada al Congreso por el gobierno Santos en
términos generales no cambiará ostensible y estructuralmente el adefesio del
sistema. El intermediario que encarece el servicio y se queda con una gran
parte de los recursos (las EPS´s) no desaparece. Cambia de nombre, pero sigue
percibiendo un dinero de los contribuyentes que debería ser empleado por
ejemplo en contratar más médicos o enfermeras, con mejores salarios y mayor
estabilidad laboral. En lugar de hacer énfasis en los nives II y III de
complejidad, se debería invertir más dinero en prevención aunque los
negociantes de la salud se ericen al no “vender”
servicios para atender la enfermedad que ya ha avanzado.
El
camino debe ser derogar la Ley 100 de 1993 y establecer otro sistema de salud
diseñado para favorecer a quienes pagamos el grueso de los impuestos y no a las
corporaciones y conglomerados financieros que ya cuentan con generosas
exenciones de impuestos entregadas a manos llenas por los gobernantes
colombianos.
Todo por las malas leyes de la salud en Colombia , reflejo del infame modelo Neoliberal.
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