miércoles, 26 de abril de 2017

ODEBRECHT, EL GOBIERNO Y LA CORRUPCIÓN: UNA HISTORIA DE LA INFAMIA

Por: MarioossaM




“La corrupción es inherente al ser humano”
-Miguel Nule (Condenado por corrupción en Colombia)-



En el debate llevado ayer en la plenaria del Congreso de la República de Colombia, acerca de la corrupción en el caso de ODEBRECHT y de la financiación de campañas presidenciales relacionada, puede realizarse una “trazabilidad” que nos enseña cómo la corrupción en Colombia es un problema estructural y ligado por tanto  a las características de sistema político y  jurídico estatal que está regentado y soportado por una plutocracia [i] nacional.

Y es que los males del país tienen como origen a la clase económica y política que lo ha gobernado. Una clase económica y política que tiene dos orígenes: el tradicional, descendiente de los españoles criollos y el emergente, descendiente del bandidaje de diverso tipo, especialmente narcotraficante y paramilitar.

Puede decirse que el debate citado por el senador Robledo plantea las siguientes tesis:

11)       La plutocracia colombiana conformada por la tradición liberal – conservadora desde hace décadas se puso de acuerdo para gobernar, diseñar y ejercer un sistema de corrupción sofisticado y beneficiarse del mismo.

22)     El diseño del Estado colombiano con sus tres poderes, está al servicio de la corrupción y protege a sus autores adscritos a la plutocracia.

33)       El sistema jurídico y de justicia colombiano se utiliza para garantizar la reproducción infinita de la corrupción.

44)      La institucionalidad del país se utiliza para favorecer las actuaciones ilegales, corruptas y descaradas de los más ricos del país.

Si se hace el árbol genealógico (trazabilidad) de la corrupción en Colombia, se encuentran como abuelos a los artífices del frente nacional, es decir, a los partidos conservador y liberal en los cuales se encuentran además los terratenientes, banqueros, comerciantes e industriales de la Colombia con ánimos de industrialización y añoranzas de feudalismo. Las ramificaciones avanzan hacia sus hijos, los partidos emergentes que fueron creados como táctica para enfrentar precisamente la creciente exposición de su corrupción endógena, como también para recibir a los pistoleros que en ocasiones utilizaron y que ahora como clase política emergente había logrado avanzar en su correlación de fuerzas.  Hacen parte de estos hijos, esos ricos que se hicieron a bancos, industrias y demás conglomerados económicos ahora financiadores de esa clase política de finales del siglo veinte e inicios del veintiuno. Hoy los nietos han refinado las técnicas de la corrupción y mejorado el entramado institucional para defender sus intereses y mantener la impunidad.

Algunos datos presentados por el citante al debate indican la magnitud de la tragedia, sintetizada sólo en este caso. Odebrecht, transnacional brasilera con interese en obras civiles, repartió en los últimos años sobornos por valor de 800 millones de doláres en 12 países del mundo, entre los cuales está Colombia, Y en donde se repartieron hasta lo que se sabe, 11 millones de dólares.  Esos sobornos presuntamente fueron entregados a las campañas presidenciales de Juan Manuel Santos y Oscar Iván Zuluaga en 2010 y 2014. Hasta ahora han confesado haber recibido parte de estos dineros el viceministro de vías del gobierno Uribe, Gabriel García Morales y el ex senador Otto Bula como intermediario en diversos asuntos de los gobiernos en cuestión.

Los sobornos de Odebrecht, que fueron entregados según las denuncias, para obtener contratos de obras civiles en la adjudicación de las vías de la llamada Ruta del Sol y las obras para dragar y mejorar la navegabilidad del Río de la Magdalena, tiene según dichas denuncias como actores principales involucrados a los siguientes:

aa)      Odebrecht

bb)      Corficolombiana, empresa del grupo AVAL y propiedad del colombiano más rico, Luis Carlos Sarmiento Angulo.

cc)      Julio Gerlein

dd)      Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez

ee)      Oscar Iván Zuluaga.

f.f)     Los gerentes de campaña de los candidatos Santos y Zuluaga.

gg)      Los detenidos y/o sindicados Guillermo Prieto, Gabriel García Morales y Otto Bula.

hh)      El hoy fiscal general de la nación, ayer  superministro del gobierno Santos y apoderado, consejero de Luis Carlos Sarmiento Angulo y de su conglomerado el Grupo Aval.

i.i)     La Junta Directiva del Banco Agrario

Odebrecht , Corficolombiana y la familia Solarte son socios en la Ruta del Sol con 60%, 30% y 10% respectivamente de forma aproximada. Contrato que obtuvo su adjudicación presuntamente de acuerdo a las denuncias, por medio de la entrega de sobornos. Las ganancias de los socios son multimillonarias, y además, el dinero entregado por el soborno lo terminamos pagando los colombianos a través de peajes.

En Navelena, que tiene que ver con las obras en el Río de la Magdalena, son socios Odebrecht y Julio Gerlein con un 87% y 13% respectivamente. En este caso Corficolombiana es el banco de inversión y la junta directiva del Banco Agrario aprobó un crédito a Odebrecht por valor de 120 mil millones de pesos, sin respaldo financiero, con balances negativos y con evidente insolvencia de la firma en Colombia, para la fecha del préstamo. Según las denuncias planteadas en el debate, al parecer 60 mil millones de pesos eran para pagarle una deuda al Banco de Occidente, también parte del Grupo Aval y propiedad de Sarmiento Angulo.  Ese dinero se encuentra perdido y terminará siendo repuesto con dinero del  erario, es decir, de nuestros impuestos.

El hoy fiscal general, firmó el documento CONPES [ii] 3817 de octubre 02 de 2014, en su calidad de superministro y con el cual se legalizó la adición al  contrato Ruta del Sol que se había hecho en marzo del mismo año. Tiempo atrás, en su calidad de abogado había conceptuado que para la Ruta del Sol se deberían hacer nuevas licitaciones y no adiciones. Pero ahora como Ministro especial firmaba en contrario a su concepto, la legalización de la adición que beneficiaba a quien ha sido su cliente más importante y del cual dependen según las denuncias, entre el 70% y el 80% de los negocios de su bufete legal.

Los candidatos Santos y Zuluaga y su padrino común Uribe (en 2010 para Santos y en 2014 para Zuluaga) tienen su capítulo en la trazabilidad por la presunta recepción de dineros para financiar sus campañas presidenciales, por parte de Odebrecht,  evento que viola la ley electoral, además de no haber sido reportados y haber falseado los documentos públicos correspondientes si el caso se comprueba. Aparece aquí el gerente de las dos campañas de Santos, Guillermo Prieto, quien ha sido generosamente favorecido con la contratación estatal.

Néstor Humberto Martínez es el jefe de la política criminal del Estado y dirige la entidad que deberá investigar estos crímenes. ¿Lo hará? ¿Tiene la autoridad moral y ética para dar garantías?

Finalmente, es importante resaltar el papel de los partidos políticos en dicho debate. El Polo Democrático organizó, citó y presentó las denuncias de corrupción del caso Odebrecht y de la financiación de las campañas presidenciales de 2010 y 2014. El Centro Democrático respondió las acusaciones llevando el debate hacia el campo de las culpas de Santos,  y eludiendo las propias. Lo propio hizo el partido Conservador. En el  partido Liberal, Luis Fernando Velasco invitó a realizar el mea culpa y buscar salidas a la corrupción mientras que Álvaro Ashton hizo una defensa fehaciente del fiscal. Alianza Verde fustigó a la Unidad Democrática y al Centro Democrático como responsables de la corrupción rampante, a pesar que apoyó en la segunda vuelta  de 2014 a Santos. Cambio Radical se dedicó a una defensa a ultranza del fiscal Martínez.

Ese fue el panorama del debate y nos deja una foto marchita y mal oliente de la política, de la institucionalidad, del Estado y de los conglomerados económicos financiadores de las campañas políticas y receptores del dinero del erario. Es un árbol genealógico de la infamia, y ha dejado más víctimas que la guerra.





[i] Plutocracia: Del griego ploutus (riqueza), y que se refiere a la preponderancia de los ricos en el gobierno. Gobierno de los ricos en contraposición a la democracia (demos, pueblo) o gobierno del pueblo.
[ii] Consejo de Política Económica y Social. Decide los alcances de esta política y traza la forma y los recursos para hacerlo. Participan los ministros de Estado.

lunes, 17 de abril de 2017

Un Golpe Suave para volver al modelo feudal

Por : Carlos Mario Marín Ossa

¿Desesperanza en Venezuela o en Colombia? La reserva de cañón para un golpe suave.


Venezuela y Colombia viven procesos de “golpe suave” que pasan por el falseamiento y manipulación de la realidad y de la historia. Cada país, sumergido en una lucha nacional que busca la defensa de intereses diferentes y que se encuentran al servicio de diferentes destinatarios.

A partir de la llegada de Hugo Chávez y del proyecto bolivariano al poder en Venezuela, se desató casi de inmediato una andanada mediática desde los medios de comunicación de ese país –de propiedad de los grupos económicos  adscritos a los partidos políticos tradicionales del Copei y de la AD-  con el fin de iniciar una etapa de inserción de matrices ideológicas y comunicativas para generar confusión y miedo frente a las supuestas carencias y conflictos que generaba la búsqueda de un nuevo modelo económico, político y social, el cual ya no era de dominio de las élites locales. La ayuda inmediata a la guerra de cuarta generación (guerra mediática) llegó desde los medios de Colombia y Estados Unidos, de propiedad de las élites económicas y políticas aliadas de vieja data de aquellas venezolanas.  En paralelo, los ricos venezolanos iniciaban un proceso de desabastecimiento de productos de primera necesidad, el boicot a la industria petrolera (en asocio con sus pares de las transnacionales del crudo) y la manipulación de la historia que escondía que los problemas de la industria y del campo venezolanos son el resultado de las decisiones políticas de las élites a partir de la década de los años setenta del siglo veinte, cuando ante el auge petrolero, tanto los gobiernos adecos y copeyanos decidieron “suplir” las necesidades de consumo de la nación a través de la importación de bienes y servicios que se pagaban con petrodólares y empujaron una hiperinflación galopante que llegó a ser una de las más escandalosas del mundo.  Los prejuicios y señalamientos que se le hacen a la revolución bolivariana son en realidad patrimonio de las propuestas y hechos políticos de quienes hoy apuntan el dedo.

Rápidamente en Colombia, se impulsó la llegada al poder de Álvaro Uribe Vélez y su política de la seguridad nacional (en consonancia con la política gringa y que se enfocaban muy bien en atacar los cambios progresistas tanto de Venezuela como de los países que luego fundaron el ALBA y la UNASUR). Uribe, quien antes de las elecciones presidenciales de 2002 sólo marcaba un 2% de intención de voto, rápidamente fue apoyado por los sectores políticos del círculo de César Gaviria Trujillo –expresidente y para el momento Secretario general de la OEA, que implantó el neoliberalismo planeado desde los círculos económicos, políticos y académicos de Estados Unidos desde la década de los años sesenta). Ese apoyo con énfasis regional y la recomposición política nacional generada por la violencia paramilitar, apoyaron el proyecto de ultraderecha de Uribe y sus amigos para contraponerlo en el ámbito externo a la amenaza a los negocios que representaba la revolución de izquierda en el continente; y en el ámbito interno a la posibilidad de cambios en las estructuras sobre todo de distribución de la tierra. Ya los conservadores, de antaño “comulgaban” con la defensa del latifundio y de su fortalecimiento sin importar el método o el procedimiento.

Para Venezuela, el proceso de golpe suave ha tenido las etapas de implantación o resurgimiento de los prejuicios anticomunistas, de la vulgaridad de sus presidentes Chávez y Maduro (a diferencia del hálito de respetabilidad de clase y corbata de adecos y copeyanos), de señalamientos de totalitarismo y atentados contra la democracia y los derechos humanos. De esta forma las élites propias y foráneas buscan deslegitimar el gobierno que salió del pueblo y que dejó de favorecerlos.

En Colombia, luego del fracaso de Uribe por perpetuarse en el poder (algo de lo que acusa a Venezuela) y del endoso (que no funcionó como esperaban) de su proyecto a Juan Manuel Santos, la ultraderecha colombiana enfocó sus esfuerzos en desprestigiar la política de paz del gobierno que ahora no estaba en sus manos. Para ello, se prestaron de forma evidente y servil los medios masivos más alineados a esta causa.  Es así como se han implantado con éxito relativo matrices ideológicas tan absurdas como que Santos es comunista, que favorece la entrega del país a la política de homosexuales, que busca implantar los modelos cubano y venezolano, que entrega la dignidad de las fuerzas militares y de policía al terrorismo.

En Venezuela y Colombia, el calentamiento de calle es evidente y se han multiplicado las marchas y protestas impulsadas por la ultraderecha a partir de las mentiras, del falseamiento y manipulación tanto de la realidad como de la historia. El propósito es buscar la deslegitimación y la fractura de las instituciones. A fe, lo han logrado en cierta medida. En Venezuela, la Asamblea Nacional en su mayoría está en contra de las demás instituciones que señala de oficialistas. El Consejo Nacional Electoral y la Defensoría del Pueblo son señalados por la oposición de antidemocracia, las fuerzas armadas las señalan de violaciones de derechos humanos. En Colombia, la Procuraduría General de la Nación fue tomada por un fanático de ultraderecha y puesta al servicio de la persecución política, las fuerzas armadas y de policía se encuentran divididas entre quienes legitiman y añoran las épocas de gobierno de la ultraderecha y quienes sienten que el fin de la guerra civil armada es un avance histórico.

En Venezuela el capítulo más reciente son las marchas sistemáticas y continuas acompañadas del saqueo y la violencia, las cuales han sido convocadas por la oposición al modelo actual.

En Colombia, ese capítulo reciente se da por la visita de dos representantes natos de la ultraderecha al nuevo presidente de Estados Unidos y el persistente ataque a los acuerdos de paz; y de la aparición del video de un confeso ex - policía colombiano, militante del partido político de Uribe, personaje que en dicho video justificado en su rechazo al modelo de paz actual, exhorta a asesinar al presidente Santos, a plantar francotiradores en las ciudades para que asesinen líderes sociales y políticos que trabajan en la búsqueda de la paz y a realizar atentados terroristas en aviones que transporten a dichos líderes.

Venezuela y Colombia, cada uno con intereses políticos contrarios (sólo coinciden en paz), están listos para la arremetida contra las posibilidades democráticas propias y para la intervención del imperio. En un país la intervención militar y en el otro, la intervención política.

Así se da un golpe suave.