Por
: Carlos Mario Marín Ossa
@MarioossaM
Una
de las profesiones que requieren contacto permanente con personas, que connota
la situación estratégica más importante de una sociedad, pero que
paradójicamente en Colombia desde las esferas gubernamentales se le da un trato
de quinta, es la profesión docente.
Considerada
como uno de los pilares del desarrollo de las naciones, de los pueblos, la
educación es sector estratégico. Tal vez sea la columna social más importante, sobre la cual se
soportan los demás ejes de desarrollo humano. Casi hay consenso sobre esta
visión.
Sin
embargo, no pueden esperarse desarrollos en el campo educativo sólo basados en
la mejora de la calidad de la infraestructura, de los programas y los
currículos de estudio, de las pedagogías, de los métodos evaluativos para
estudiantes y docentes, de la asignación de exiguos presupuestos nacionales y
municipales; si uno de los pilares del sistema no es cuidado en toda su dimensión
humana y profesional: el docente.
Como
en cualquier profesión, la docencia conlleva modos de trabajo que someten a
los profesores y profesoras a ambientes
laborales con diversas características de tipo físico, medioambiental, social y
psicológico, de donde se presentan cargas
laborales [1]
que afectan el desarrollo de su trabajo, como también su desempeño y su
desarrollo personal y familiar.
1.- Riesgos Profesionales en
la Docencia.
Dentro
del contexto de la sociedad colombiana de hoy – que incluye una nueva generación
de estudiantes que han nacido bajo una condiciones nacionales que no les
presentan un panorama de desarrollo y proyecto de vida en términos de
estabilidad social, y que trasladan al aula de clase como nunca antes, toda la
gamma de problemáticas del complejo conflicto social colombiano -, de
las condiciones que desde el ámbito gubernamental se proveen para el ejercicio
de la profesión docente y de las normas legales que regulan dicha actividad, se
puede plantear que el ejercicio docente somete a las personas que lo eligen
como proyecto de vida o como alternativa laboral, a un sinnúmero de condiciones
que afectan indefectiblemente su humanidad, su personalidad, su salud física y
mental. Ello, porque dicha práctica profesional requiere una interacción
permanente con otras personas (elemento psicosocial) y por supuesto se presenta
de forma permanente una transferencia emocional entre los docentes y el resto
de la comunidad educativa. Pero a su vez, esta profesión somete a sus
trabajadores a un sistema legal y normativo que les propone condiciones harto exigentes,
los somete a una exigencia social de probidad profesional como también de
aporte social a través de la formación de estudiantes idóneos que aporten al
desarrollo social de forma positiva. A cambio, las condiciones de remuneración
son bastante deterioradas, las plataformas de reconocimiento, casi inexistentes
y las posibilidades de estabilidad laboral han desaparecido a través de los
años, enmascarándose en normatividades que aparentemente persiguen la
profesionalización docente, pero que en realidad han planteado una serie de
talanqueras al desarrollo de la profesión y el sometimiento a condiciones
laborales que desde la esfera del gobierno nacional convierten la educación
como un sistema de mercadeo que se atiene a lo que dicte la “mano invisible” de este nuevo comercio.
Así,
las garantías para el ejercicio de la profesión que estaban contenidas en el
Decreto 2277 de 1979 se han perdido a partir del Decreto 1278 de 2002. Esto ha
sometido a los docentes a grandes presiones que han deteriorado sus condiciones
laborales y profesionales, afectando de paso la calidad de la educación.
Entonces
también se encuentran las condiciones de tipo locativo (físico), el medio en el
cual se realiza la labor y los elementos y sustancias utilizados como recursos
pedagógicos (medioambiente, factores químicos) que inciden en el trabajo de los
docentes y en los resultados del sistema educativo.
De
toda esta gama de factores y sus interacciones, como de la interacción que se
manifiesta con el docente, surgen los riesgos
profesionales [2]
y someten a los maestros a una serie de factores de riesgo que mantienen
latente la aparición de manifestaciones nocivas para su salud, su desempeño
profesional y personal, así como de su participación exitosa en el proceso
educativo de la sociedad. Esto cuando no se atiende de forma eficiente y eficaz
la mitigación o erradicación de dichos factores de riesgo. En el caso
contrario, los resultados son más positivos y su incidencia en el proceso y
desarrollo social es altamente deseable.
1.1.- Factores de Riego
Psicosocial.
Los
factores de riesgo [3] psicosocial en la
profesión docente, se han convertido en los que mayor incidencia tienen en los
problemas de salud de los maestros (aun cuando los demás factores de riesgo
siguen siendo importantes y de necesario control). Esto se debe a la naturaleza
misma de la profesión, que implica transferencia emocional permanente con todas
las personas relacionadas con el medio y el proceso educativo (toda la
sociedad), que exige de los maestros unas características de la educación
impartida a sus estudiantes y de cómo la sociedad percibe su labor y su aporte
nacional, que debe proporcionar a los docentes unas condiciones dignas para el
ejercicio de su profesión en lo locativo, en lo normativo, en lo laboral, en lo
formativo, en la calidad curricular, en la libertad de cátedra, en lo
administrativo, en lo pedagógico, en lo remunerativo y en el reconocimiento
social.
La
práctica docente requiere de esfuerzos de tipo cuantitativo, por cuanto el
trabajo exige la realización de labores como la cátedra en sí misma, la enseñanza
y acompañamiento de los estudiantes - en Risaralda, salones hasta con cuarenta
y cinco (45) estudiantes y clases de cincuenta y cinco (55) minutos en jornadas
de seis (6) horas – la evaluación de exámenes , trabajos y talleres a los
alumnos, las prácticas académicas, el lleno de formatos de notas, de formatos
de información para procesos de aseguramiento de la calidad [4],
de informes diversos para secretarías de educación municipal, etc. En cuanto a
lo cualitativo, los esfuerzos se representan en la planeación de pruebas,
trabajos y talleres, la planeación de las clases mismas, el encuentro, relación
y apoyo con los estudiantes, la respuesta a los interrogantes de los mismos, de
sus padres, directivos y demás. Esto conlleva a esfuerzos de tipo emocional,
cognitivo y sensorial que desgastan a quien los asume.
Como
tipos de factores de riesgo psicosocial en la profesión docente, podemos
encontrar:
+
Las condiciones de vinculación laboral (Directa o por OPS). Así también la
caracterización de las condiciones docentes de acuerdo al Decreto de
vinculación (2277 o 1278).
+
Los turnos de trabajo. Si son estables, se aumentan con frecuencia y sin previo
aviso.
+
Las condiciones de remuneración.
+
Las Cargas cuantitativas y cualitativas del trabajo.
+
Las características de la inducción y de la capacitación .
+
Las características y el tipo de supervivión.
+
Las relaciones de autoridad y la presencia de acoso laboral [5]
+
Las evaluaciones docentes.
Mención
especial merece la aparición de acoso laboral, situación que se ha incrementado
en los últimos años (percepción de muchos docentes) debido a la nueva dirección
que desde las instancias municipales se ha asumido en el nombramiento de
rectores y supervisores. Las nuevas directrices hacen gran énfasis en el lleno
de condiciones y requisitos de tipo formal, como el lleno de metas que se
sistematizan en cientos y miles de formatos de aseguramiento de la calidad, en
indicadores de gestión de tipo cuantitativo, lo que demanda invertir un tiempo
considerable, dejando de lado aspectos pedagógicos, lúdicos entre otros.
Como
las exigencias desde las administraciones municipales o departamentales se
enfocan con gran prevalencia en estos aspectos, las directivas de escuelas y
colegios impiden de forma sistemática (en muchos casos, no en todos) el
ejercicio de prácticas docentes que cuestionan o ponen en entredicho dichos
mecanismos y apelan a procesos más vitales y menos fríos. Por otro lado, el
enfoque politiquero y de favores del mismo tipo con el cual se entregan puestos
de dirección y supervisión en el sistema educativo, ha llevado a conflictos
permanentes de carácter ideológico que terminan impidiendo de forma sistemática
y creciente el ejercicio de la libertad de cátedra y la adopción de métodos
pedagógicos que dichos directivos y sus jefes consideran subversivos o
contrarios al status quo.
1.2.- El Síndrome de
Bournout
Se
trata de la descripción de una serie de manifestaciones en los trabajadores de profesiones
o labores en los cuales se deben relacionar de forma permanente con otras
personas en condiciones de responsabilidad, liderazgo o “superioridad”
jerárquica o manejo, lo que les supone una transferencia emocional permanente,
y esta situación se da en condiciones de
insatisfacción o presión varia, lo que conlleva a la aparición de situaciones
de ansiedad o procesos de estrés.
El
resultante de toda esta situación es la pérdida de interés por el trabajo, de
pasión, de mística.
Los
estudios se iniciaron en Estados Unidos a partir de la década de los años
setenta del siglo pasado.
Los
procesos de estrés laboral en la docencia en Risaralda presentan cuadros de
alteraciones tales como:
+
Temor
+
Inseguridad
+
Dificultades para pensar, concentrarse y/o tomar decisiones
+
Irritabilidad
+
Pensamientos negativos acerca de sí y acerca de los demás.
+
Palpitaciones, sudoraciones, tensión muscular
+
Dificultades respiratorias, con la voz
+
Problemas gástricos
+
Alteraciones de la conducta emocional: llorar o paralizarse, imposibilidad de
permanecer en un sitio de forma premeditada.
+
Pérdida del apetito
+
Pérdida de la capacidad para dormir, entre muchas más.
2. Conclusiones
Si
se espera desde las esferas gubernamentales de todo nivel territorial que los
docentes realicen un aporte sustancialmente efectivo en términos de calidad,
uno de los requisitos en lo que se refiere a salud ocupacional, es
proporcionarles condiciones laborales idóneas para tal fin. Ello pasa por la
calidad e idoneidad de las instalaciones físicas, de los recursos pedagógicos y
financieros destinados al proceso educativo, de la naturaleza y calidad de la
supervisión, de las condiciones de vinculación y remuneración, de las
características cuantitativas y cualitativas de las cargas laborales.
En
caso de que ello no ocurra, se presentarán cada vez de forma creciente y enfática los ausentismos por causa de
accidentes laborales, la aparición de enfermedades profesionales, la
agudización del síndrome de Bournout y el consecuente impacto sobre la
producitividad del proceso y sobre los indicadores que tanto impactan la óptica
tecnócrata de la nueva dirigencia del sistema educativo nacional y territorial.
Pueden
ser más las conclusiones, y buen ejercicio es complementar las aquí planteadas.
[1]
Definidas como la serie de exigencias que existen en un trabajo, resultantes de
las condiciones físicas, químicas, psicológicas, sociales, etc; y que inciden
en el desgaste de la persona trabajadora como consecuencia de los factores de
riesgo de tipo físico, químico, psicológico, social, etc. De este proceso se
puede desprender una afectación sobre la salud integral del trabajador
manifestándose y configurando una enfermedad profesional.
[2]
Situaciones a las que se encuentran sometidos los trabajadores por causa
directa de su trabajo o de la labor realizada, que pueden desembocar en el
desgaste laboral de la persona, manifestarse en deterioro físico, intelectual,
cognitivo, cognoscitivo, mental, psicológico. Puede conllevar a la aparición de
una enfermedad profesional.
[3]
Definidos como las características de la labor y la organización de la misma,
que afectan a las personas que desempeñan dicha labor a través del desgaste que
conlleva a afectaciones de su salud física y mental.
[4]
Normas ISO
[5]
Definido como un comportamiento que asume en el medio de trabajo una persona
que ostenta condiciones de poder y autoridad sobre otra que se encuentra
subordinada o con dificultad de defenderse. Se le ocasiona un riesgo mental y físico al acosado, se le restringen los
derechos civiles y en ocasiones los fundamentales. Se impide la participación
del acosado, se le descalifica y aísla para impedir su opinión, su
participación en el medio laboral. Se realiza de forma sistemática y en
ocasione bajo la máscara de exigencias inherentes de su labor o de órdenes
superiores, para el caso de tipo administrativo o político administrativo.