LA GUERRA ES LA PAZ
LA LIBERTAD ES LA
ESCLAVITUD
LA IGNORANCIA ES LA
FUERZA
(George Orwell – 1984)
Por: Carlos Mario Marín Ossa
Los
eventos acaecidos durante los meses de “gobierno” del señor Iván Duque,
relacionados con la prensa y los periodistas que no convergen con la ideología
y los intereses del partido de gobierno, nos traen al recuerdo la novela
distópica 1984, del escritor británico (nacido en la India) George Orwell.
Un
régimen totalitario somete a la población a la dictadura de la “verdad” que
emana desde el designio del Gran Hermano,
figura omnipresente que encarna los
intereses del Partido, y que se
construye y canaliza a través del Ministerio
de la Verdad. Allí, se construye la verdad cada día, de acuerdo a cómo
evolucionan los acontecimientos y estos se alinean o no con los intereses del Partido, que es a su vez la reunión de
los factores reales de poder de Oceanía (1),
es decir, de los ricos de dicho país. Quien se atreve a cuestionar la “verdad”
que se arma en cada jornada, es detectado por los ojos del Gran Hermano y su red de patriotas cooperantes; y es sometido a la
persecución, al destierro, al lavado de cerebro o la muerte.
La
realidad que vivimos las personas en estos tiempos de post modernidad, es
altamente mediatizada, y su representación nos la presentan los medios masivos
de comunicación. Y en el mundo capitalista, los medios de comunicación son en
su mayoría propiedad del poder económico y político. Por lo tanto, la realidad
que dichos medios y sus periodistas nos muestran, es aquella que a los dueños
de los mismos les interesa que veamos; es la agenda pública que ellos quieren
que pensemos y discutamos, mientras esos ricos se dedican a explotar a las
masas humanas para enriquecerse más.
El
partido de gobierno en Colombia hace parte de un sector de los ricos que han
acaparado la tierra a través de diversos métodos de despojo, que tienen
intereses en la explotación de la riqueza del suelo por medio del
extractivismo, método primario de la economía que no implica desarrollo común
ni generación de valor agregado para la sociedad, y por lo tanto, no genera
desarrollo de las fuerzas productivas, con lo que la sociedad permanece en un
estado de subdesarrollo que amplía cada vez más las brechas de la desigualdad
social. Los acompañan en su cruzada,
los ricos del poder financiero, industrial y comercial. Todos ellos en
ministerios y embajadas. He aquí las razones de los ataques incesantes al
proceso de paz, al conocimiento de la verdad del conflicto social y armado, a
la Justicia Especial para la Paz, al resarcimiento de las víctimas, al
asesinato genocida de los reclamantes de tierras.
En
el epígrafe se lee LA
GUERRA ES LA PAZ LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD LA IGNORANCIA ES LA FUERZA,
conceptos tergiversados y anclados en el inconsciente colectivo de las gentes
de Oceanía, con el fin de redefinir la realidad y la historia a través del
accionar del Ministerio de la Verdad. Es el mismo método que utilizan Duque,
sus socios y socias del partido de gobierno, redefiniendo la narrativa
histórica del país. Los desplazados son ahora migrantes, los despojadores son
tenedores de buena fe, los criminales de cuello blanco son buenos muchachos,
los que defienden los derechos populares son terroristas vestidos de civil, la
imposición de la élite en el Plan Nacional de “Desarrollo” es un pacto por
Colombia. El anclaje, lo hacen los medios de comunicación de los ricos, que
presentan el interés privado como si fuera público (Jürgen Habermas).
Al
someter a la población a un torrente incesante de noticias sin profundidad, los
medios contribuyen a que las personas se sientan informadas, pero sin
comprender lo que les llega ni a qué intereses responde dicha información. Es
de nuevo la instalación de la agenda pública que responde a intereses privados.
Son formas de violencia organizada y de coerción masiva (M. de Moragas).
No
en vano, Orwell nos describe en su novela como el Ministerio de la Verdad es un edificio de forma piramidal, pues
este responde a la organización de la sociedad en donde el lumpen desprotegido
se encuentra en la base y el Benefactor, el Gran Hermano, se encuentra en la
cima. Desde las alturas todopoderosas y perfectas de esta distribución se
irradia la “verdad” y se designa lo que es correcto y lo que no. Es la
composición del fascismo, es la cualidad del gobierno colombiano y de sus
socios.
Los
periodistas e intelectuales colombianos como Diana Uribe, Santiago Rivas,
Daniel Coronell, María Jimena Duzán y el equipo de Noticias Uno, han sido
sometidos a inclemente persecución por parte del Gran Hermano colombiano y su Partido.
Revista Semana se alineó con dicha persecución, pues sus propietarios son parte
de la élite que comparte intereses (2).
Ya había ocurrido en 1977, cuando los dueños del periódico El Tiempo
despidieron al periodista Lucas Caballero Calderón –KLIM, cuando este publicó
una columna en la que cuestionaba al entonces presidente Alfonso López
Michelsen por una decisión de gobierno que favorecía sus intereses en una finca
de su propiedad. Los entonces dueños del periódico El Tiempo eran los abuelos
del actual director de la Revista Semana, y el presidente López, padre de
Felipe, quien fue el que notificó a Daniel Coronell sobre la cancelación de su
columna en la revista.
Pero
como durante toda la historia de la humanidad, al totalitarismo se le oponen
las sociedades organizadas que buscan los derechos y la libertad.
Si
el poder responde al ánimo de lucro, a la concentración de la riqueza,
entonces, al poder se le toca en los bolsillos.
@MarioossaM
(1) Oceanía, es el país imaginario en donde se
desarrolla la novela 1984.
(2) Ardila Lulle es dueño de: Canal RCN, WIN, LA FM, RCN Radio.
Sarmiento Angulo de: El Tiempo, City TV, Portafolio.
Santo Domingo de: Caracol, El Espectador, Blu Radio.
Jaime Gilinski de: Semana y Dinero.