Por: MarioossaM
Panorámica del Corregimiento de Anaime - Municipio de Cajamarca (Tolima)/Fot: Carlos Mario Marín Ossa |
La codicia e insensatez de los mercaderes globales, ha tocado las
puertas de las casas y los territorios de decenas de comunidades colombianas en
busca de minerales para explotar, sin importar los daños medioambientales que
se causen con dicha actividad, el tejido social que elimina, el futuro que se
diluye en lagunas asquerosas de cianuro o en montañas de escombros removidos
por causa de la megaminería a cielo abierto. Parece que en el mundo
contemporáneo, lo mega es sinónimo de tragedia y miseria.
Anaime es un corregimiento
del municipio de Cajamarca (Tolima) ubicado en medio de cordilleras verdes y
ricas en diversidad biológica, con tierras fértiles para la labor ancestral de
la agricultura. Sus gentes son amables y hospitalarias. Anaime se reconoce a sí
misma como la “despensa agrícola de Colombia”. Todo se da en esta tierra generosa.
Pero bajo estas tierras se
esconde el motivo de codicia de los advenedizos que otrora llegaron de Europa a
expoliar a los pueblos originarios y que hoy yacen en este hemisferio atados a
los intereses de la corporación global de explotación minera: el oro.
La Transnacional Anglo Gold
Ashanti llegó a estas tierras bajo diversas fachadas buscando explorar los
potenciales yacimientos de minerales, especialmente de oro en esta región.
Apadrinados por empleados oficiales y ministros que pasan del encargo público a
la gerencia de esta empresa o a las de sus “amigos”, han obtenido licencias
para explorar y potencialmente explotar el mineral dorado.
Los habitantes de Anaime se
han organizado para resistir el embate foráneo y criollo de los mercaderes del
futuro de los sectores populares. No desean que se cambie la vocación histórica
de esa comunidad, como lo es la agricultura. Valoran más los alimentos y el
agua que la codicia del oro. En diversas ocasiones tanto la fuerza pública como
las autoridades civiles que gustan de hipotecarse a los patrones extranjeros
han intentado hacer el trabajo sucio de la empresa minera, intentando seducir
con dádivas a los pobladores. Estos con vehemencia los han rechazado e insisten
en que la Anglo se vaya de su territorio.
Hasta ahora ha sido asesinado uno de
los líderes del Comité Ambiental. Los demás siguen firmes pues su amor por la
tierra es más grande que el temor al poder del dinero y la avaricia.
Anaime
resiste.
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